VIGÍA DE BOLSILLO / Alfaro

AutorSofía Orozco

Con la Catedral de fondo, micrófono en mano, hablando bonito, entre multitudes, Enrique Alfaro inició ayer su tiempo como Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco.

Ya desde muy temprano del día miércoles las redes sociales se llenaron de fotos y breves mensajes muy personales. Que si entrando por primera vez a su oficina en Casa Jalisco acompañado de sus hijas; que si, casual, deambulando saco en mano con la mirada en lontananza; que si escribiendo su discurso con su tacita de café por un lado; que si presentándonos a su nueva hija y a su nueva pareja. Mucho lenguaje informal y cercano, mucha foto íntima, mucha calidez con sus seguidores virtuales.

El jueves, en la Plaza Liberación, rodeado de pueblo (algunos dicen que hasta con acarreados), desfiló saludando de mano, sonriente, recibiendo tarjetas y recados de la gente, posando para selfies, repartiendo besos. Ya en su discurso, no olvidó agradecer a los presentes, parte fundamental en sus triunfos anteriores, y también en este: "el momento con el que soñó toda su vida", según nos hizo saber a todos sus ahora gobernados. Mucha calidez también para con sus seguidores de a pie.

Todo parece indicar que la apuesta por ser un gobierno cercano y amistoso va con todo.

Unificar a tirios y troyanos dentro de nuestro propio Estado será una misión necesaria no sólo porque nuestro Gobernador número 131 proviene de un partido no tradicional (como el PAN o el PRI), y eso en nuestro "rancho" ya dice mucho.

Será necesaria porque Alfaro habla de "Refundación", un nuevo acuerdo social con reconciliación, en el entendido que, ya sea de derecha, de centro, de izquierda, o dentro de cualquier otra postura política, todos los jaliscienses deseamos instituciones fuertes libres de corrupción e impunidad; seguridad; justicia para todos; servicios de salud eficientes, y una economía que nos sea próspera.

Será necesaria también porque quien está al frente del Ejecutivo nacional, y que muchos todavía llamamos "Peje", ha impulsado la figura del "superdelegado" como una especie de interlocutor único y directo entre el Presidente y los Gobernadores, que aunque nos fue ofrecido como un ente de ahorro del presupuesto federal al evitar la duplicidad de puestos y programas sociales, no deja de levantar ámpula y "sospechosismo", pues más bien parecería un Gobernador de facto, un espía, un controlador.

Alfaro ha sido el...

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