VIGÍA DE BOLSILLO / Coyotaje de altura

AutorSofía Orozco

No es necesario irse a los extremos. El problema no es que la Ciudad crezca, ya sea de manera horizontal o vertical, el problema es que lo hace desordenadamente.

Tan reprobables son los fraccionamientos de interés social que se venden a bajo costo con precarios servicios y se ubican en la extrema orilla colindante con el más allá, como las céntricas torres que sobrepasan la altura permitida y sin importar cuánto dañen el paisaje o colapsen la vialidad y los servicios.

En los últimos años ambas cosas han sucedido al por mayor, y aunque en el papel (unos bonitos planes parciales de desarrollo, una caduca Ley Estatal de Desarrollo Urbano y un improvisado Código Urbano) todo indica que habrá desarrollo equilibrado y cierta armonía, en la realidad los desarrolladores inmobiliarios han hecho lo que han querido.

Salirse con la suya no ha sido nada difícil. En esta labor han contado con autoridades comprensivas, flexibles y generosas que han colaborado (casi) desinteresadamente. No poner trabas o ayudar a resolverlas brincando y reinterpretando la ley ha sido su mayor aportación. Es cierto que estas prácticas no tienen nada de nuevo, pero vaya que se han intensificado.

Una de las etapas de mayor auge llegó con un prominente panista, Gustavo González Hernández y su secuaz Javier Ulloa Sánchez. Ambos fungieron como síndicos (el segundo sustituyó al primero) en el Ayuntamiento tapatío en el trienio encabezado por Emilio González Márquez. Hablamos del año 2004, año en que brotaron los permisos para hacer cosas que se suponía estaban prohibidas. Tiempo después, al menos mil 800 expedientes sospechosos de violar los usos de suelo fueron puestos a revisión y el escándalo ameritó la formación de una Comisión Especial, que desapareció sin resolver absolutamente nada.

Actualmente, el primero es diputado federal, y además de seguir viviendo del presupuesto y de algunos ahorritos que seguro amasó en su paso como experto urbanista y asesor de negocios inmobiliarios -funciones que desempeñó desde su despacho oficial- y duerme plácidamente sabiendo que nadie lo llamará a cuentas.

Paradójicamente, y con un poquito de retraso, otro panista, Miguel Monraz, muy oportuno él para...

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