La Alcazaba/ Viento de levante

AutorLuisa Fernanda Cuéllar

JEREZ DE LA FRONTERA, España.- En reiteradas ocasiones he hablado de la necesidad de implantar en México un seguro de desempleo para todos aquellos trabajadores que por una causa o por otra hayan perdido su trabajo y se encuentren en la angustiosa situación de no contar con ingresos y tener que mantener a una familia.

En España sí existe esta prestación para los trabajadores y tengo que decir que la diferencia esencial en las garantías y condiciones laborales entre nuestro país y la ahora muy europea madre patria resulta abismal.

Cuando en México un trabajador desempleado encuentra una fuente de trabajo que le permita la subsistencia de la prole, es capaz de sofocar con veladoras de agradecimiento a la mismísima virgen de Guadalupe, ya que no tiene de dónde asirse en caso de que un empleo no llegue a tiempo para evitar una tragedia familiar.

En esta España cada día menos cañí que vivimos ahora, existe desde hace ya muchos años el seguro de desempleo, es decir, ese "pater noster" protector que vigila el bienestar de sus ciudadanos y les ofrece una paga segura cuando el plato de habichuelas queda en suspenso.

¡Cuánto daríamos en México porque así fuera con nosotros también! ¡Cuánto nos congratularía bajarle el sueldo a Senadores y Diputados para crear un organismo que paleara el desempleo de los mexicanos! Ojalá el exceso de curules y el ausentismo que éstas experimentan, ayudaran aunque fuera en propuestas inteligentes y viables a disminuir la desesperación de millones de compatriotas que ven cómo sus fuentes de trabajo se alejan, al tiempo que observan cómo llega el hambre y el desamparo vestidos de verdaderos jinetes del Apocalipsis.

Sin embargo, y como todo en la vida, en la mayoría de las ocasiones las cosas no se aprecian en su justa dimensión hasta que se ven perdidas. Y aunque en España no se perderá el seguro de desempleo, se ha armado un verdadero escándalo por un decreto aprobado por el Consejo de Ministros en el que se establece que una persona que esté siendo beneficiada por esta prestación dejará de cobrar el subsidio si rechaza tres veces una oferta adecuada de trabajo, ya que hasta antes de la expedición del mencionado decreto, alguien que recibiera un pago del Gobierno por estar, como dicen aquí, "en el paro", podía rechazar todas las oportunidades de trabajo que se le presentaran sin que nadie chistara.

Viendo el asunto desde la perspectiva de una ciudadana perteneciente a un país en el que esto se convierte en una idea...

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