Una vida dedicada a la danza

AutorDaniel de la Fuente

"Yo nací bailando. Creo. Empecé a dar clases sin saber, ¿usted cree?".

María Luisa Areu se sujeta las gafas de pasta. Como si no se hubiese comprendido su frase, se inclina y la repite con una sonrisa más amplia, al tiempo que su crema para manos impregna de aroma herbal, antiguo pero fresco, una de las salas de estar de Villa Lolita, hogar para gente mayor ubicado en el soleado y tranquilo Callejón de Capellanía, en San Pedro.

"Mamá decía que desde chiquita me ponía baile y baile, de aquí para allá, de allá para acá, vuelta loca como se dice. Qué chistoso, ¿verdad?

"Recuerdo que la primera vez que bailé, en forma, fue en las clases de piano que mamá daba en la Escuela Acero de Fundidora. Mamá tocaba y yo bailaba, porque me llevaba con ella, entonces las demás niñas hacían lo mismo. ¡Uy, no!, tendría como 8 años, menos. Ya quién sabe, me falla mucho la memoria, ¿sabe?".

María Luisa cumplirá los 87 años el 26 de septiembre. Su sonrisa es la de una niña. Su voz, en cambio, es grave, pero agradable, acorde a una cuentacuentos, a una tía querida y soltera, de las de antes.

El cabello bien peinado, el maquillaje y el arreglo en el vestir distinguen a María Luisa en aquella casa de reposo. Igual por su trayectoria: todos la llaman "maestra", la reconocen como la pionera de la danza en la ciudad.

"Bailaba con mamá nomás porque sí, porque me nacía, pero un día llegó una vecinita a mi casa de Escobedo y 15 de Mayo, Ruth Lilia Aranda. Yo tendría menos de 15 años. Me dijo: 'Ay, María Luisa, ¿no me enseñas a bailar jarabe tapatío para participar en un programa de Cri-Cri?', y yo le dije '¿pero de dónde crees que te voy a enseñar si yo no sé?'. Entonces mamá dijo: '¡claro que sí, ella te enseña, vénganse!' y se puso a tocar el piano mientras mis pies se movían solitos enseñándole a la niña, yo no sé de dónde lo aprendí, seguro de las películas".

A partir de Ruth, muchas de las niñas del primer cuadro de la ciudad, que a principios de los 30 era casi todo en Monterrey, acudieron en alud a la casa de María Luisa, pidiendo clases.

Imagen memorable, así -en la sala de esta chica aún adolescente- comenzó la enseñanza formal de la danza en Monterrey.

I

María Luisa pertenece a una estirpe de artistas, cantantes, bailarines y cómicos originarios de la Cuba española.

Su hijo, el antropólogo Ismael Fernández Areu, el único del matrimonio conformado por la regiomontana y el vendedor de bienes raíces Ismael Fernández Garza, ya fallecido, advierte que María Luisa siempre se ha sentido orgullosa de su genealogía.

"Eran artistas de la legua, de dos familias de primos. Tocaban, interpretaban canciones, fueron toreros y cómicos. Incluso la ex Garibaldi Luisa Fernanda y el integrante de "Sólo para mujeres" Juan Carlos Casasola provienen de estas familias.

"Mamá siempre ha estado en desacuerdo con decir que venían de la Cuba española. Ella siempre se refiere a ellos como españoles".

María Luisa dice que no aprendió a...

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