Vida arruinada

GUADALAJARA.- Guadalupe García García ha dedicado los últimos meses a la contemplación y para subsistir vende dulces.

Pero con la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero, su vida se derrumbó.

Sentada sobre la Avenida Alcalde, cerca del cruce con la Calle Hospital, dedica todo su día a comerciar dulces y recibe a sus clientes con el rosario en la mano y una sonrisa que contagia.

Nació y creció en el Barrio del Santuario, vivió de cerca la Guerra Cristera y se inició en el comercio por tradición familiar.

"Fuimos las primeras yo y mi madre en hacer buñuelos y el atole; después a dorar papa y durito, cacahuate, garbanzo, haba, en fin, todo lo que se trata de botana, y luego mi esposo vendía en la esquina churro de sabores", recordó la mujer que dice tener 108 años.

Ayudada por una silla de ruedas para llevar sus dulces, García vio mermadas sus ventas desde que iniciaron las obras.

"De a tiro, ve lo que tengo desde las diez de la mañana, yo creo no llega ni a 20 pesos", expresó.

Guadalupe observa y convive diariamente con los trabajos en Avenida Alcalde, sintiéndose molesta al respecto.

"Ya ni me digas de eso, ya me tienen hasta aquí (hasta la cabeza), ni dejan pasar gente, ni dejan entrar al templo; ni dejan nada".

"En tanto el templo ha caído como nosotros, y no nomás ha caído del que no...

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