La victoria de Fox
| Autor | Sergio Aguayo Quezada |
| Páginas | 483-520 |
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XV. LA VICTORIA DE FOX
Las condiciones eran inmejorables para la alternancia. La sociedad es-
taba lastimada por la crisis y la corrupción. El PRI estaba desconcertado
y el presidente dispuesto a democratizar al partido, como paso indis pen-
sable para modernizar a México. El PRD seguía sin cuajar como partido.
Había, nalmente, un árbitro electoral comprometido con organizar bien
las elecciones.
LA DEMOCRATIZACIÓN DEL PRI
Ernesto Zedillo usó los poderes de la presidencia para imponer medidas
económicas conservadoras y para profundizar la transición. Eso reque-
ría, an tes que nada, democratizar a su partido. En algunos militantes
encontró un respaldo entusiasta; en otros, resistencias, pero al nal se
impuso; para eso era el presidente. A lo largo del sexenio había dado
ejemplos de sus convicciones; faltaba la prueba de fuego: una elección
presidencial competida. Superó holgadamente el reto y si se le compara
con otros pre sidentes, e independientemente de su tolerancia a la corrup-
ción asociada al Fobaproa y de su manejo de la matanza de Acteal, ha
sido el jefe de gobierno más comprometido con los procedimientos de-
mocráticos.
El mensaje de José Antonio González Fernández, presidente del PRI,
fue muy claro al dar el banderazo de salida al proceso de selección de sus
candidatos. Él y Dulce María Sauri se pronunciaron por una elección
directa con voto secreto.
[…] Hoy el PRI está obligado a vivir su propia transición democrática. A vi-
vir una transición democrática interna. El tránsito a formas más democrá-
ticas y más transparentes para tomar decisiones, para elegir dirigentes y para
seleccionar candidatos.
Es indispensable avanzar. Los partidos políticos en una democracia de-
ben democratizarse. Todos deben aportar su propia democracia interna a
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LA ALTERNANCIA, 2000-2005
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la gran democracia que estamos construyendo. Los partidos políticos en
México deben abrirse y asumirse democráticos para ser parte de la demo-
cracia.
La tolerancia, el respeto, el debate, el diálogo, la libre manifestación de
opiniones y la organización de corrientes, son ya parte de nuestra vida interna.
Hemos avanzado mucho en la democracia allá afuera, con leyes, con ins-
tituciones, y con procesos en los que interviene la ciudadanía, pero adentro
no hemos hecho lo su ciente.
[…]
Es tiempo de la transición democrática en el PRI. Es tiempo de la demo-
cracia en el PRI, que ha sido demanda y anhelo de siempre.
Hoy no tenemos más opción: la democracia está en las plazas, en las
calles, en el campo, y en la ciudad; necesitamos ir por votos: o vamos unidos
y democratizados, o los votos de la gente, serán para otros.
Ernesto Zedillo Ponce de León ha asumido con gran estatura, un papel
que la historia valorará en la construcción de una auténtica democracia. La
actitud del Presidente de la República, su respeto por la democracia, la plu-
ralidad y la tolerancia, dan un contexto al proceso que vive el Partido.
El Presidente de la República ha cumplido su palabra, no ha intervenido
para de nir, ni para decidir el nombre de los candidatos a ninguna guber-
natura, presidencia municipal o diputación local. Aquí está representado
todo el país.
[…]
Hoy lo digo en esta sesión, con claridad absoluta, sin mentiras y sin do-
bleces: la decisión del PRI pasaba por la voluntad Presidencial.
[…]
Lo digo con claridad: El Presidente de la República, Ernesto Zedillo
Ponce de León, ha roto con esa tradición y ha refrendado su vocación de-
mocrática.
No será él quien elija a su sucesor. No pasa por los Pinos el nombre del
hombre o la mujer que será Candidato del PRI a la Presidencia de la Re-
pública.
No espero, como Presidente del Partido, el telefonazo con el nombre de
alguien.
[…]
Cuando Daniel Cosío Villegas escribió su ensayo sobre el sistema políti-
co mexicano, lo explicaba a partir de dos elementos: Partido Revolucionario
Institucional y Presidencia de la República.
Empero, México cambió, cambió mucho y somos un país realmente
distinto. Hoy, ni nuestro sistema político, ni nuestra organización se pueden
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LA VICTORIA DE FOX
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explicar con sólo aquellos dos elementos. Eso es historia. El México de n
de siglo, el México moderno y democrático al que abrimos la puerta, es más
amplio y complejo.
[…]
Como ustedes saben, esta sesión tiene como objetivo fundamental cum-
plir con lo establecido en el artículo 147 de nuestros estatutos, para escoger
el procedimiento para elegir al Candidato a la Presidencia de la República.
A través del voto secreto depositado en urnas transparentes y a la vista
de todos, ustedes procederán a elegir una de las cuatro opciones estable-
cidas en nuestra normatividad interna.
Tienen ustedes la posibilidad de votar por: El Consejo Político Nacio-
nal; la Convención de Consejeros Políticos; la Convención de Delegados o la
Consulta Directa.
No hay línea y no hay instrucción alguna. Cada uno de ustedes es res-
ponsable del sentido de su voto. Cada uno de ustedes será corresponsable
de la decisión que tomará nuestro partido en este tema trascendental.
Tomamos la decisión de que el voto fuera secreto para que nadie se viera
intimidado, ni cuestionado al emitirlo. La decisión es íntima y secreta y
cada quien asume su parte en este compromiso con la democracia y con la
historia.
[…]
Por lo pronto, quiero que quede claro: Para la selección del Candidato
del PRI a la Presidencia de la República, nosotros les pedimos su voto a fa-
vor de la Consulta Directa.
Con amos en su voto. Dulce María y yo nos pronunciamos por la pro-
puesta de Consulta Directa, que ocupa el cuarto cajón en la boleta que ten-
drán en sus manos.
Les pedimos que al votar por esta opción, aprueben el acuerdo, y la mo-
dalidad que establece que podrán participar todos los ciudadanos con cre-
dencial para votar con fotografía.
[…]
“Palabras del Lic. José Antonio González Fernández, presidente del Comité
Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional en la Sesión
del Consejo Político Nacional”, 17 de mayo de 1999, en PRI, Proceso de con-
sulta para la postulación del candidato a la Presidencia de la República para
el periodo 2000-2006, México, PRI, 2002, pp. 163-171.
[Completo en DVD]
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