Victor Hernandez Marquez, Logica, lenguaje y realidad. Examen critico del programa absolutista.

AutorTomasini Bassols, Alejandro
CargoResena de libro

Universidad Autónoma de Chihuahua, Chihuahua, 2001, 255 pp.

El libro de Víctor Hernández, Lógica, lenguaje y realidad, es básicamente un trabajo de historia de la lógica que, por múltiples razones, habrá de suscitar reacciones encontradas en el lector. Por una parte, el autor hace gala en general de un conocimiento bastante extendido de los temas que maneja, lo cual garantiza el nivel de la exposición y explica a qué se debe que a todo lo largo y ancho del libro éste esté salpicado de observaciones originales; por otra parte, sin embargo, abundan en el texto aseveraciones que, como intentaré hacerlo ver, prácticamente lo echan a perder. El libro (hay que decirlo) está pésimamente redactado, lo cual no creo ni que resulte muy difícil de hacer ver ni que sea particularmente importante, salvo por el hecho de que ello inevitablemente opera en demérito de la formulación misma de ideas del autor. En verdad, es por ello que la lectura de este texto no deja inclusive de ser un tanto irritante o frustrante, porque es imposible no sentir que así como está casi no pasa de ser la versión previa a su redacción final. Por lo menos yo me quedo con la convicción de que un mínimo esfuerzo literario suplementario habría contribuido a que este libro dejara de ser lo que es para convertirse en un libro de primera línea, en una aportación de mucha mayor envergadura que la que representa tal como nos lo entrega el autor. Sin embargo, antes de intentar elaborar una crítica del libro que ahora nos ocupa será menester sintetizar primero su contenido.

La verdad es que, por razones que irán emergiendo paulatinamente, esto último no es tan fácil de lograr como podría ingenuamente pensarse. El libro está dividido en cinco capítulos. El primero ("El proyecto leibniziano en torno a una characteristica universalis") es un examen de 10 que, se nos asegura, es realmente el programa filosófico original del cual habrían posteriormente brotado ni más ni menos que los de Frege, Russell y Wittgenstein, a saber, el proyecto de Leibniz de la invención de un lenguaje lógico universal; el segundo capítulo se intitula "El programa conceptográfico de Frege" y es una interesante presentación del trabajo del gran lógico alemán; el siguiente capítulo está dedicado a reconstruir lo que el autor llama 'El ambiente intelectual del programa conceptográfico' y que es una revisión de algunas ideas y aportaciones de los grandes pioneros decimonónicos de la lógica, i.e., gente como Boole y Peano; el cuarto capítulo se llama "Los orígenes del logicismo", que pretende ser básicamente un examen de la lógica y la filosofía de la lógica de Bertrand Russell, sólo que, como veremos, dista mucho de serio o lo es sólo superficialmente; y el último capítulo, de título atractivo, es "El absolutismo lógico del Tractatus". Filosóficamente, éste quizá sea el más rico de todos, aunque es debatible si en efecto se extrae todo lo que habría podido obtenerse de un estudio balanceado de la obra del "joven" Wittgenstein.

Dije más arriba que la presentación del contenido de este libro no es una tarea fácil por la sencilla razón de que cuando intentamos presentar o reconstruir inclusive lo que es su tesis central nos vemos de inmediato en problemas. A primera vista, el objetivo principal es el rastreo, la reconstrucción y (era de esperarse, lo cual no es el caso) la discusión de una concepción "universalista o absolutista de la lógica" (p. 13). Defensores de una concepción así habrían sido Leibniz, Frege, Russell y Wittgenstein. Temas derivados de la cuestión central (la naturaleza de la lógica) serían el de las relaciones que se dan entre el pensamiento, el lenguaje y la realidad. Esto suena bien, aunque de entrada debo confesar que tengo titubeos (con base en razones que más abajo expongo) respecto a la inclusión de Russell en esta lista. Pero, independientemente de ello, lo primero que a cualquier lector se le ocurrirá preguntar es '¿qué es el absolutismo lógico o en lógica?' Debo prevenir al lector advirtiéndole que no hallará en el libro una respuesta clara y unívoca. La siguiente lista de aseveraciones, por ejemplo, recoge las más prominentes de las caracterizaciones que Hernández ofrece. Así, se habla de "la concepción absolutista de la lógica como lenguaje" (p. 15) y se nos dice que:

  1. "la concepción absolutista tiene su origen en la concepción lebniziana de la lógica como lingua característica o characterica" (p. 34)

  2. "uno de los rasgos principales de la concepción absolutista de la lógica consiste en el isomorfismo que establece entre pensamiento y realidad (o mundo)" (p. 40)

  3. "es importante tener presente que en verdad el isomorfismo entre pensamiento y realidad no constituye un rasgo peculiar y distintivo de la concepción absolutista de la lógica en sí, sino del racionalismo" (p. 44)

  4. "el absolutismo lógico no es una teoría" (p. 58)

  5. "En esta doctrina no explícita, la lógica aparece como un cuerpo de conocimientos sistematizados que, en principio, habrá de abarcar todos los objetos, de tal suerte que el universo de una lógica así se identifica con el universo de todo lo existente. De modo que el dominio de esta lógica es a la vez único y fijo."

    "Desde un punto de vista técnico, esta doctrina es reflejada en el uso de los cuantificadores, en la validez universal de sus leyes y en el carácter abierto de lo que puede tomarse como objeto dentro de su aparato lógico" (pp. 63-64)

    [TEXTO INCOMPLETO EN FUENTE ORIGINAL.] nueva versión russelliana del programa absolutista, conocida más comúnmente como logicismo" (p. 158)

  6. "esta lógica absolutista fija de antemano qué estados de cosas son posibles" (p. 174)

  7. "el programa absolutista puede apoyar muy bien la tesis [...] relativa a que el conocimiento avanza, en muchas ocasiones, motivado por errores de cálculo o por ideas equivocadas. [...] en el seno del programa absolutista se encuentra una idea opuesta sobre la naturaleza del desarrollo del conocimiento" (p. 190)

  8. "Es obvio que el programa absolutista reposa en el principio de bivalencia y que un cambio en este punto implica, si no su bancarrota, sí supone seguramente un cambio radical en la fisonomía del mismo" (p. 190).

    Ahora bien, esto es prácticamente todo lo que se dice sobre lo que es la tesis central del libro. Seamos claros: no sólo es poco, sino que es además confuso. Cualquier lector, por distraído que sea, de inmediato detectará la incompatibilidad...

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