Vibra en otro nivel

AutorYarek Gayosso

Eleva tu vibración con un cuenco y aprecia el sonido desde tu alma.

Los sonidos y frecuencias que se desprenden de los Cuencos del Himalaya ofrecen al cuerpo relajación a nivel profundo, celular, mental y emocional.

Con la vibración de los cuencos tus pulsaciones pueden llegar a bajar tanto que tu sistema nervioso se relaja y tu mente deja de fluctuar entre un pensamiento y otro.

"La vibración de los cuencos es muy alta energéticamente y también en cuanto a hertz. Si estás en una vibración muy baja y te pones a escuchar un cuenco, que su vibración es más fuerte, vas a hacer que tu vibración se una con la del cuenco y vas a vibrar igual.

"Por eso es que muchas veces conectan los cuencos con los chakras, con estos canales energéticos que tenemos con el cuerpo porque cuando un canal energético está bloqueado tu energía no está fluyendo por todos los canales", explica Anahí Serrano, Cuenco-Terapeuta.

El sonido ayuda a conectar con los chakras, por ejemplo, los cuencos que tienen una vibración más aguda activan el primer chakra, ubicado en la base de la columna.

"La conexión con los chakras es una activación de vibración, hay sonidos que ayudan mucho más a un chakra. Existen terapias en las que estás acostado y te pueden poner los cuencos en el cuerpo.

"No es que el cuenco te esté llevando a esa vibración, es la misma vibración con la que puedes conectar a una parte de tu cuerpo estando consciente y presente y así va generando que se active", afirma Serrano.

La cuenco-terapeuta explica que la conexión con el cuenco también es una forma de vivir sin apegos porque tienes la posibilidad de que lo puedes cambiar cuando ya no te guste.

"A lo mejor energéticamente ya estás vibrando otras energías, y un cuenco que vibraba mucho contigo ya no y lo puedes cambiar, habla un poco del desapego, no vivir apegado a nada, que todo sea un fluir de energía.

"Un cuenco antiguo trae toda una historia que te puede ir enseñando, no sabes qué monje lo utilizó en algún momento de su vida o qué personas lo utilizaban para comer. El cuenco ha ido pasando de muchas manos, enseñándote que no hay un apego a nada. Simplemente es vibrarlo, sentirlo y conectarte con una energía cósmica sin ponerle el nombre de una deidad", señala la terapeuta.

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