Un viaje a Tomorrowland

AutorSamuel Adam

Texto y Fotos: Samuel Adam

SAO PAULO, Brasil.- Un mundo de fantasía, aislado del mundo real, se apoderó el pasado fin de semana del sur de Latinoamérica.

Los árboles del Parque Maeda en Itu, un punto ciego en esta provincia, sirvieron de hogar para hadas, gnomos, duendes y elfos que habitan el Tomorrowland, uno de los festivales de música más importantes del mundo.

El libro de la sabiduría, concepto del Tomorrowland, es un cuento de hadas que narra las distintas historias de interacción entre los humanos, la música electrónica, la naturaleza y los seres mitológicos. El libro comenzó a escribirse en 2005 en Boom, Bélgica, en un evento que reunió a DJs renombrados como Armin van Buuren y Ferry Costen con poco más de 10 mil asistentes. Con el tiempo, se volvió un best seller mundial, hasta llegar en 2014 a seis días de festival en dos fines de semana, reuniendo a más de 400 DJs y 400 mil personas.

El capítulo dos se redacta desde 2013 en Estados Unidos, primera sede fuera de Bélgica en realizar el festival anualmente durante tres días.

Fue en el cierre de la última edición en Europa cuando el francés David Guetta anunció el título del tercer capítulo que comenzaría a escribirse en 2015: Brasil. Desde entonces, jóvenes alrededor del mundo se registraron rápidamente en internet para la primera etapa de la venta universal de boletos el 6 de septiembre, ocho meses antes del evento.

Las entradas se acabaron en menos de tres horas, a pesar del precio -entre 2 mil 100 y 4 mil 900 pesos por día, sin incluir alimentos ni espacio para acampar- y sin saber qué DJs estarían en el evento.

Los aeropuertos internacionales de Guarulhos y Campinas recibirían a jóvenes de 62 países, quienes se trasladarían al Parque Maeda, en un área de 1.2 millones de metros cuadrados -25 veces el espacio del Zócalo capitalino- en medio de miles de hectáreas de bosque a 100 kilómetros del centro de Sao Paulo.

Fue necesario mover un lago natural entero e instalar 56 generadores de energía, para montar un mundo utópico donde la música es el motor de la vida y recibir a 180 mil jóvenes de todo el mundo.

Para la mañana del viernes 1 de mayo, primer día del evento, los asistentes a la tierra del mañana ya ocupaban el Dreamville, zona de acampar del festival, con precios de 735 a 12 mil 900 pesos por persona en todo el evento. Para entonces, ya no había espacio en los pocos hoteles alrededor y las casas cercanas rentaban su suelo para depositar colchones inflables o sleeping bags.

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