Viaje hasta el Siglo 18 en misiones texanas

AutorClaudia Mendoza

Fotos: Claudia Mendoza

SAN ANTONIO.- Aunque el movimiento comercial y turístico de San Antonio gire en su mayoría alrededor de centros comerciales, restaurantes y paseos por el River Walk, la ciudad tiene escondidas en sus alrededores cinco misiones españolas que datan del Siglo 18.

Estas construcciones fueron construidas por religiosos españoles para albergar a nativos del lugar, a quienes enseñaban las bases del catolicismo.

La primera misión fue la de San Antonio de Valero, conocida en la actualidad como el Alamo, que se construyó en 1718 y fue la primera de la comunidad franciscana.

La ciudad de San Antonio creció alrededor de esta primera misión, que hoy es uno de sus atractivos turísticos más visitados, pero también fue ahí donde se libró la batalla por la independencia del estado de Texas, que pertenecía en ese tiempo a México.

Las cuatro misiones restantes que ofrece San Antonio también tienen su magia, muchas siguen funcionando en la actualidad como parroquias y se han convertido en el lugar favorito de muchas parejas de novios para celebrar su boda, por lo atractivo de las viejas estructuras y el misticismo que ofrecen algunas construcciones golpeadas por los años.

Puertas de madera desgastadas por las lluvias y el tiempo, pisos desgastados, imágenes religiosas mantenidas por los sacerdotes y amplias áreas verdes que seguramente fueron pisadas por indígenas son parte del marco que ofrecen las misiones.

Estos lugares están conectados por una ruta que puede recorrerse en coche o en bicicleta, y están ubicados dentro del Parque Histórico de las Misiones de San Antonio, uno de los pocos lugares de este tipo que se encuentran en los límites del área metropolitana de una ciudad.

Además de conservar las iglesias y otras construcciones, algunas misiones mantienen en buen estado sus estructuras, como los acueductos que proporcionaban el agua para el lugar y sus habitantes, además de irrigar las zonas de cultivos.

Las misiones contaban con el apoyo de la corona española, que no sólo ayudaba con los gastos, sino que tenía la satisfacción de ver a los nativos convertidos al cristianismo.

Además, a los indígenas se les enseñaba a cultivar la tierra, a criar ganado, a vender, comprar y tomar en cuenta reglas de la estructura de gobierno de estas zonas.

La vida en las misiones giraba en torno a celebraciones e instrucción religiosa, que se combinaban con trabajos de campo.

Al amanecer, las campanas llamaban a los pobladores a la misa para...

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