Viaje al centro de la tierra (del Chapo)

Alejandro Encinas Rodríguez

MÉXICO, DF., julio 14 (EL UNIVERSAL).- Al arribar al penal de alta seguridad del Altiplano junto con el titular de la Secretaría de Gobernación y los senadores Omar Fayad, presidente de la Comisión de Seguridad Pública e Ismael Hernández de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional, fuimos recibidos por el Comisionado Nacional de Seguridad Pública, el Director del Cisen, otros funcionarios de esa secretaría y autoridades del penal de “máxima seguridad”.

Al ingresar a las instalaciones del penal y después de cumplir con la revisión individual obligatoria, pasamos un primer filtro hacía el área administrativa; un segundo filtro al lado de la zona de visita íntima y posteriormente, por alrededor de 10 esclusas de seguridad (las esclusas son puertas programadas para abrirse una vez que ha sido cerrada la puerta anterior), para ingresar a la zona de dormitorios.

Era la hora del “rancho”. El personal del centro penitenciario servía los alimentos a los internos que no permanecen segregados de la población penitenciaria, quienes con curiosidad seguían el paso del numeroso grupo que se dirigía la zona especial de máxima seguridad que resguarda a los internos de mayor peligrosidad.

Una vez en ésta, recorrimos un pasillo que alberga unas 10 celdas, todas de las mismas dimensiones, algunas con puerta de reja, otras selladas con una lámina de acero con una pequeña mirilla para observar su interior. Al final del pasillo se encuentra la que fuera la celda destinada a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, el poderoso capo sinaloense.

La celda, no mayor a 10 metros cuadrados, cuenta con una cama individual, una pequeña mesa con un banquillo, todos de cemento, y dos pequeños compartimientos divididos por muros de baja altura, para salvaguardar de la vigilancia de una cámara de video que opera las 24 horas del día, la privacidad del interno en el servicio sanitario y la regadera.

Al ingresar a la celda ubicamos de la cámara de vigilancia y los puntos ciegos de ésta y, al lado de la puerta, en el piso donde se ubica la regadera, un hoyo cuadrado, casi perfecto, de aproximadamente 60 centímetros por lado, suficientes para dar cabida a una persona de la talla del Chapo, y junto a éste, el pedazo de concreto, de unos 12 centímetros de espesor, presumiblemente expulsado hacia el interior por un gato hidráulico.

Debajo del piso se encuentra un ducto para las instalaciones sanitarias (drenaje y agua) y debajo de éstas un segundo corte del...

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