Viaje al centro de la manzana

AutorAlberto Chimal

Escribo al día siguiente de que Apple avisara de la muerte -debida a complicaciones de un cáncer de páncreas- de Steve Jobs, el fundador de la compañía y una de las personas más famosas del mundo: la cara visible de casi cuatro décadas de avances en la computación personal, el entretenimiento y las telecomunicaciones.

Las redes sociales, cuando miré, estaban llenas de notas, imágenes y videos. Las opiniones eran diversas, pero muchas personas parecían sinceramente afectadas por la muerte del empresario: publicaban elogios, cambiaban las fotos de sus perfiles y avatares por fotos de Jobs o el logotipo de Apple, se referían al inventor de la computadora personal y de tantos aparatos maravillosos. Para los más entusiastas, Jobs no era menos que el responsable directo de que hubiera electrónica -es decir, modernidad- en la vida moderna.

Él, personalmente, la había puesto en nuestras manos.

Se debe recordar que eso no es exactamente verdad: que Jobs, por ejemplo, comenzó encargándose de la mercadotecnia de su empresa, sólo había hecho una carrera trunca de electrónica y no fue programador, ingeniero ni diseñador industrial. Que Steve Wozniak, su socio durante los 70, fue quien construyó los primeros prototipos de Apple. Que la famosa interfaz de las computadoras Macintosh, con su ratón como control del aparato y la representación de "escritorio" y "ventanas" en la pantalla para mostrar y manipular información, no es invento de Jobs ni siquiera de Apple, sino adaptación de un sistema operativo experimental desarrollado por la Xerox. Que el diseñador Jonathan Ive, contratado por Apple en los 90, ha creado el aspecto de todos los productos de la compañía desde entonces, incluyendo los diversos modelos de la iMac, el iPod, el iPhone y el iPad, con sus controles simples y su aspecto deliberadamente agradable, tan decorativo como funcional... (No faltarán otras aclaraciones de biógrafos e investigadores por venir. La historia de las celebridades es siempre el relato de su leyenda, que se compone de hechos documentados, pero también de invenciones, suposiciones, interpretaciones desinformadas).

Por otra parte, la fama de Steve Jobs es inusual en nuestro tiempo porque no es injustificada: su obra no son los consumer products que veneran muchos (los...

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