Viajando Ligero / Emociones al volar

AutorJim Budd

Viajar en un globo de aire caliente operado por otra persona es mi clase de aventura. Se puede realizar cerca de casa, no exige destreza especial ni capacidad atlética y casi no presenta riesgo ni peligro, sin embargo, parece demostrar suficiente gallardía y elegancia para que por lo menos una jovencita me admire por mi arrojo cuando subo.

"Me desmayaría y me moriría de miedo si usted me hiciera subir a uno de esos cacharros", me dijo una suspirando y retorciéndose las manos.

En realidad, la única molestia que ofrece es la necesidad de despertarse temprano. Marco Antonio Rodríguez, presidente y piloto de Globo Aventura, despega en Tenancingo (Estado de México) poco después del amanecer todos los sábados y domingos... bueno, casi todos los sábados y domingos porque sólo vuela cuando tiene pasajeros y éstos deben hacer su reservación con anticipación.

Hay otros aeróstatas con programas parecidos que trabajan con puntos de partida en Hidalgo y en Morelos, pero Rodríguez asegura tener más tiempo de vuelo que nadie; tiene la licencia número 001 de piloto comercial de globo aerostático y lleva más de 10 años en el negocio.

Tenancingo está a unas dos horas por carretera desde la Ciudad de México. Los paquetes de vuelo en globo incluyen una noche en el Tenancingo Plaza, el cual, si bien no es un hotel de lujo, es limpio y, digamos, de espíritu aventurero; el brindis por un aterrizaje seguro -después de un vuelo que suele durar apenas una hora- y que se hace con una copa de espumoso vino blanco, bebida que se llamaría champaña si se hubiera producido en Francia; después, sigue un paseo en bicicleta de montaña que presentan un complicado sistema de piñones que permite manejarlas con un esfuerzo mínimo.

En Tenancingo casi no se necesita ningún esfuerzo. Como todo el camino se recorre cuesta abajo en la bicicleta, exige muy poco pedaleo, de todos modos, la bici de montaña es de una incomodidad suficiente para considerarla de aventura. El asiento, por alguna razón, es minúsculo, además de que al conducir cuesta abajo hay que aplicar el freno con bastante fuerza y al oprimirlo constantemente, los frenos, situados en el manubrio, provocan dolor en los músculos del antebrazo, pero no hay infartos.

Ahora bien, es el vuelo en globo lo que queda en el recuerdo de los aventureros y lo que les mueve a una jactancia sinfín ante sus amigos.

El globo, vistoso artefacto de unos 50 metros de altura, no es otra cosa que una bolsa vacía lanzada hacia lo alto cuando un...

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