Viajando Ligero / Comiendo bien en Tijuana

AutorJim Budd

Tijuana, que dio al mundo el coctel margarita y la ensalada césar, se está promocionando ahora como un destino de cita para gourmets. Todo un barrio está marcado en los mapas turísticos como el Corredor Gastronómico. Propietarios como Ascan Lutteroth en el Palmazul hablan de una cocina bajacaliforniana que hace hincapié en los mariscos, el vino, y ahora incluso cerveza producida en la región.

"La gente de Tijuana está cada vez más interesada en la comida y en el vino", dice Martín San Román, que está generando un estilo de fusión de cocina Baja-Franco-Mexicana en el Rincón San Román en los arrabales de la ciudad. "La gente de aquí se está volviendo más gourmet".

El vino del cercano Valle de Guadalupe ha estado ganando premios incluso en Francia. Ahora Tijuana tiene su propia microcervecería, micro sólo en el sentido de que se ve empequeñecida por instalaciones que producen Corona o Sol.

Servidos en la Taberna TJ, de encantador estilo centroeuropeo, los cinco tipos distintos ahí también se despachan en Palmazul y otros buenos lugares donde se come rico en Tijuana, aunque, hasta donde he podido averiguar, en ninguna parte fuera de Baja California.

Todo esto hace las delicias de cualquiera que se encuentre en Tijuana en viaje de negocios, y un viaje de negocios viene siendo casi la única razón para que cualquier lector de estas páginas pueda querer visitar Tijuana. Los californianos, por otra parte, viajan al sur de la frontera sólo para conseguir una buena comida. Las antiguas atracciones han desaparecido. Ya no se juega la pelota vasca en el Palacio del Jai Alai, ya no corren los caballos en el hipódromo, y cada año se acorta más la temporada de toros. Se sigue vendiendo el sexo, a juzgar por el número de establecimientos de table dance que hay por toda la Avenida Revolución, donde se congregan los adolescentes demasiado jóvenes para comprar alcohol en California, acompañados de vez en cuando por nostálgicos pensionados para abastecerse de medicamentos que pueden comprar a precios muy inferiores a los que se cobran en Estados Unidos.

El precio de una comida de sibarita también viene siendo un 30 por ciento inferior al que se pagaría en San Diego; por lo menos eso me dijo Sigfrido Pineda, director general del Comité tijuanense de Turismo y Convenciones. "Y aquí se permite que el cliente fume en los restaurantes". Eso puede ser un tanto a su favor, pero lo que a mí me gustó fue la comida.

"Tijuana está cambiando", dijo Martín San Román...

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