Viajando Ligero/ Huéspedes consentidos

AutorJim Budd

Como cabría esperar en una economía deprimida, la ocupación hotelera ha ido en descenso. Este año, según parece, muchos vacacionistas sin parientes a quienes visitar decidieron quedarse en casa.

Las empresas también están tomando una actitud mucho más mezquina hacia el viaje de negocios; a los ejecutivos les están ordenando que permanezcan en la oficina y se las arreglen con el correo electrónico, el fax y el teléfono.

Aquellos que se ven obligados a visitar otra ciudad, por lo menos, se encuentran más consentidos que nunca. Ante la contracción de su mercado, los hoteleros responden ofreciendo múltiples alicientes y cortejando a quienes viajan para trabajar, huéspedes menos propensos a la frugalidad, puesto que sus compañías les pagan las cuentas.

En Estados Unidos, en lo que podríamos llamar hoteles de cuatro y cinco estrellas, son accesorios normales ahora una máquina de fax dentro de la habitación, una conexión de módem de alta velocidad para computadora portátil, dos líneas telefónicas y varias extensiones. Muchos hasta ofrecen teléfonos celulares sin cobrar renta.

Conservar la delantera frente a la competencia es un desafío interminable. En el Ritz Carlton de Cancún, instalaron una cabina especial de cómputo fuera de las salas de juntas. Los huéspedes pueden revisar su correo electrónico sin tener que subir corriendo a sus habitaciones para ver si hay mensajes en espera de atención.

Según parece, todos los Ritz Carlton tienen ahora en su personal lo que llaman un "mayordomo en tecnología", es decir, un experto listo para ayudar a los que no saben enfrentarse a la cibernética lejos del hogar.

El mayordomo en tecnología sería útil en el Hotel Peninsula de la ciudad de Nueva York, donde han instalado un servicio de excusado electrónico. No voy a entrar aquí en detalles sobre su manejo, pero, según tengo entendido, hacerlos funcionar requiere de la misma destreza que dominar un teléfono celular o programar una videograbadora. Tal vez sea ésa la razón de que el Peninsula tenga tres teléfonos en cada cuarto de baño.

Otros hoteles se concentran menos en los artefactos y más en la comodidad, las telas, el mobiliario y los decorados. El año pasado se trataba de mejores camas, y ahora, el "menú de almohadas" está disponible cada vez con mayor frecuencia, si bien creo que el único en ofrecerlo en la Ciudad de México es el Meliá Reforma.

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