ArquiteXtos/ Otra vez: democracia

AutorAlejandro Hernández Gálvez

Cuando en una visita a México se le preguntó a Jean Nouvel cómo la arquitectura francesa había superado el estancamiento que padeció, entre los años 60 y mediados de los 70, respondió que hubo dos factores: la crítica y los concursos abiertos. Lo mismo dijo el arquitecto español Francisco Mangado al explicar la gran calidad de la arquitectura pública de su país: no hay proyecto hecho con dinero del Estado que no sea producto de un concurso a cierto nivel.

En México, durante muchos años, las decisiones que, para bien y para mal, determinaron la conformación de las grandes urbes y configuraron la infraestructura territorial del país se tomaron, como casi cualquier otro tipo de decisión política, sin que mediara prácticamente ninguna consulta previa, y sin la intervención de ninguna voluntad distinta a la de la autoridad competente -y entiéndase que esto último es sólo un eufemismo.

Lo que se hizo y, sobre todo, lo que se dejó de hacer fue responsabilidad de aquellos pocos que usaron el poder público como patrimonio personal. La Ciudad de México resulta un claro ejemplo de la peligrosa mezcla de autoritarismo -que no genera necesariamente mal urbanismo- e ineptitud característicos de muchos países en vías de desarrollo -otro eufemismo.

Desde hace poco más de cuatro años, y por primera vez en su historia, la Ciudad de México es gobernada por autoridades electas directamente. La democracia, pensamos, por fin llegó. Pero si bien las formas y los procesos se han cumplido, el aprendizaje es aún largo y, peor, pareciera que la puesta en marcha de prácticas auténticamente democráticas para el planeamiento del desarrollo de la ciudad es pospuesta indefinidamente y, a cambio, mediante consultas improvisadas, se pretende dar a ocurrencias repentinas la legitimidad de la que carecen.

En esta nueva demagogia, la propuesta de sumar otro nivel al periférico y al viaducto fue apoyada por 50 mil de casi 80 mil personas -entre los varios millones que habitan la capital mexicana-, quienes votaron telefónicamente y sin más información sobre el proyecto que unos cuantos planos y fotografías intervenidas, a favor de su realización.

No se hizo público ningún estudio comparativo sobre las ventajas de invertir en la construcción de más vías destinadas, primordialmente, al transporte privado frente a otras opciones, como diversas formas de transporte público, la reorganización del mismo con rutas y horarios fijos y la esencial regulación horaria del transporte de...

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