Con tu vestido ¿Muñequita de pastel?

EL NORTE/ Especial

La fantasía del vestido de novia ha sido extrañamente poderosa: las niñitas crecían soñando con verse convertidas en novias de ojos soñadores ataviadas con triunfantes confecciones inmaculadas llenas de volados, frunces, caudas, correas y paneles .otantes de encaje rebordado y deslumbrantes collares de perlas y cuentas.

Para algunas, la oportunidad de vivir personalmente el sueño de ser una princesa de los cuentos de hadas parece ser la parte más satisfactoria de contraer matrimonio.

Claro, siempre ha existido alguna rebelde ocasional; la novia que se siente horrorizada ante la idea de avanzar por la iglesia vestida surrealistamente como una torta de bodas gigantes.

Es "esa muchacha distinta que tiene una noción clara de quién es y qué desea, y sobre todo sabe qué no desea", dice Jane Carton, de Saks Fifth Avenue.

Carton recuerda a dos novias que "no querían verse vaporosas ni llenas de voladitos".

Una se casó en un vestido de noche de Pamela Dennis color platino, y la otra en un modelo de Carolina Herrera amarillo pálido, ambos sin manga, ambos con cola. "Deseaban verse esbeltas y elegantes y lo lograron", dice Carton.

Ultimamente, más novias parecen compartir estas aspiraciones llenas de simplicidad.

"El infierno es un gran vestido blanco", dijo una de ellas en el London Times hace un par de años.

Comercios como Barneys New York están acudiendo a diseñadores que evitan los vestidos de noche vaporosos, como Geoffrey Beene, para adaptar sus arquitectónicos vestidos de noche para las bodas.

"Me gusta el romanticismo y la calidad mágica de todo ese tul y esa inocencia", dice Beene, "pero no estoy seguro que las mujeres sean realmente de ese modo aún, o que esperen algo tan místico respecto del matrimonio.

Tal vez nos estemos moviendo tan rápidamente que de pronto eso parece obsoleto.

"Los vestidos que ha hecho para Barneys han sido "mucho más simples", con menos metros de tela y menos volumen", dice, ya que van de un vestido estilo tienda en raso blanco "realmente muy monástico" a algo que describe como "sensual".

Dice que estos modelos "no eran tradicionales en absoluto". Ninguno tenía cola y todos estaban destinados a ser usados de nuevo después de la boda.

"Es en cierto modo una vergüenza", piensa Beene "gastar tanto dinero en un vestido de novia y nunca más usarlo".

La diseñadora Janice Martín, quien trabaja desde un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR