Ver o alucinar. Una mirada introductoria a la filosofía de la percepción.

AutorCedrés, Álvaro Julio Peláez

Francisco Pereira, Ver o alucinar. Una mirada introductoria a la filosofía de la percepción, Gedisa, México, 2019, 295 pp.

Si una persona que no ha leído las Meditaciones de Descartes, o el Tratado de Hume, es conminada a responder a la pregunta de si la taza de café que sostiene en su mano, e incluso el café caliente que resbala por su garganta, constituye una experiencia de algo real, la taza y el café, o es una alucinación, respondería de inmediato y sin ninguna dificultad. Podríamos incluso afirmar que su respuesta, dadas las condiciones apropiadas, sería acertada en todos o en casi todos los casos. Sin embargo, si le pidiéramos una explicación que sustentara su respuesta, probablemente no sabría qué responder, o simplemente diría: "lo sé". Frente a este asunto, los filósofos han tomado dos caminos principales: en primer lugar, están aquellos, como Austin, que parten de las respuestas del individuo común, e indagan por las condiciones que las hacen posibles. Otros, como Hume y Francisco Pereira, consideran que las respuestas formuladas desde la "perspectiva ingenua", como llama este último a la visión del sentido común, no están exentas de problemas y se fundan en numerosos supuestos erróneos que una concepción filosófica seria debería, por lo menos, cuestionar.

Podríamos ponderar las razones para preferir una u otra estrategia filosófica en torno a esta cuestión. Podríamos decir que la perspectiva del sentido común tiene la ventaja, como mencioné al pasar, de que es, prima facie, exitosa, y que una teoría filosófica que no se aparta completamente de ella, puede encontrar allí una útil fuente de evidencia sobre la cual erigir sus principios. Por otro lado, una concepción como la de Pereira, que intenta no meramente cuestionar la perspectiva de sentido común, sino, para usar sus propias palabras, "reducirla al absurdo", goza de otras virtudes, como quizás sea la de deshacerse de un conjunto de creencias preteóricas sin sustento científico o suficiente soporte argumental.

Las teorías filosóficas que rechazan las asunciones preteóricas implícitas en la visión ordinaria del mundo consideran, grosso modo, que, si la experiencia perceptiva puede engañarnos a veces, esto es, que tiene lo que podría llamarse "condiciones de corrección", entonces tiene contenido representacional o intencional. Por otro lado, las teorías que, de una manera u otra, se encuentran más cercanas a las intuiciones del sentido común, consideran que los estados perceptivos no son representaciones: están constituidos por los objetos percibidos. La percepción es una relación genuina entre el sujeto perceptivo y el objeto percibido, y no, digamos, entre el agente y alguna entidad abstracta llamada "contenido perceptivo" o "contenido intencional".

En el libro que estoy comentando, Francisco Pereira propone una teoría que intenta armonizar el modelo intencionalista y el relacionalista o disyuntivista, para dar cuenta de la experiencia perceptual verídica y su contraparte alucinatoria. Esta propuesta, que constituye, claro está, el centro del libro, se presenta en el capítulo VI. Antes de ello, Pereira prepara muy bien el terreno con capítulos que presentan las principales teorías y nociones filosóficas sobre la percepción, algunas de las cuales serán rechazadas y otras integradas a su propia concepción. Esto tiene la virtud de que, por un lado, se va construyendo paulatinamente una postura propia, y por otro, se exponen las concepciones actuales más importantes sobre la percepción, lo que constituye, como el subtítulo del libro lo indica, una buena introducción a este campo de la filosofía.

En lo que sigue, reconstruiré ese camino que confluye en el capítulo VI, donde me detendré para un análisis más cuidadoso.

Primera estación: "Desafiando el sentido común". Como ya se dijo al comienzo de esta reseña, el sentido común responde de manera aparentemente no problemática a las preguntas acerca de la realidad de los objetos que percibimos. Parece que quienes adoptan esa posición, no tienen dificultades para distinguir, por ejemplo, entre una experiencia real y una alucinatoria. Sin embargo, está lejos de ser claro bajo qué criterios se alcanza dicho éxito. En esta línea, Pereira sostiene que una concepción filosófica sobre la percepción debe comenzar con un examen crítico de los supuestos subyacentes a la imagen del sentido común, o, como prefiere llamarla, la "perspectiva ingenua". Al acometer esta tarea, identifica los siguientes supuestos: (1) consciencia de la existencia de objetos físicos independientes; (2) realismo sobre objetos y sus propiedades; (3) existencia de objetos independientes del sujeto; (4) inmediatez; y (5) rol causal y epistémico con respecto a otros estados mentales (pp. 27-29). Con independencia de si, en un análisis de estos supuestos, podemos encontrar que (1) introduce una noción, la de "consciencia", que no es clara, así como que (3) colapsa en (2), creo que la intuición central es precisamente (2), y es el flanco más claro de los argumentos que se esgrimen a continuación en contra de la "perspectiva ingenua", a saber, los argumentos de la ilusión y la alucinación.

Los argumentos de la ilusión y la alucinación, conocidos en la literatura filosófica desde hace bastante tiempo, parten del hecho de que la percepción puede ser errónea en al menos dos casos significativos: cuando percibimos algo con propiedades que de hecho no posee, y cuando lo que percibimos no existe en lo absoluto. En ambos casos, la fuerza de la prueba en contra de la concepción realista de la experiencia descansa en el hecho de que no hay forma de discriminar fenomenológicamente entre una experiencia verídica y...

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