Las ventajas de denunciar el 'Dumping'

AutorNeil King Jr.

The Wall Street Journal

NORTH EAST, Maryland - Cuando la fabricación de luces de bengala dejó de ser atractiva en 1999, Elkton Sparkler Co. cerró su fábrica en esta ciudad y se transformó en un importador.

Hace un año, Elkton cambió de parecer. Su archirrival Diamond Sparkler Co., el último fabricante estadounidense de luces de bengala, recibió un cheque de US$1,6 millones del gobierno estadounidense, gracias en parte a los aranceles sobre las bengalas importadas por Elkton.

Como fabricante estadounidense que había sido perjudicado por importaciones baratas, Diamond calificó para recibir fondos de una ley de 2000.

La enmienda Byrd, como se conoce la legislación, estipula que las empresas que pidan aranceles sobre las importaciones que, en su opinión, son vendidas a un valor inferior al del mercado, práctica conocida como dumping, se pueden quedar con los ingresos arancelarios. Esto es muy peculiar de EE.UU. En el resto del mundo el que se queda con los ingresos es el gobierno. Para sus críticos se trata de un golpe por partida doble: a las empresas no estadounidenses se les imponen altos aranceles y el dinero llega a manos de sus rivales estadounidenses.

Para aprovechar la generosidad del gobierno estadounidense, Elkton recontrató personal, puso en marcha otra vez la antigua caldera de la fábrica, prendió las luces y volvió a fabricar bengalas. La idea era calificar para obtener los fondos federales.

La ley ha generado conflictos burocráticos y discusiones legales poco comunes hasta para los estándares de Washington.

Cientos de pescadores y procesadores de langosta de Luisiana están recibiendo una parte de los US$8 millones que se cobran en aranceles a las importaciones chinas de este producto.

Un grupo de fabricantes de velas estadounidenses está pidiendo los US$65 millones recaudados de las empresas de velas chinas que pagan aranceles de 54% para colocar sus productos en EE.UU.

Casi todo lo recaudado por el gobierno estadounidense en aranceles a los exportadores latinoamericanos provino de siderúrgicas brasileñas, argentinas, mexicanas y venezolanas, aunque el monto fue mucho menor que lo recaudado de otras partes del mundo.

Los aranceles pagados por fabricantes brasileños de barras de acero inoxidable permitieron a sus competidores estadounidenses embolsarse unos US$400.000. Asu vez, las cementeras mexicanas pagaron US$3,2 millones el año pasado, que fueron a parar a los bolsillos de un competidor estadounidense.

Pero el desembolso de...

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