Vence el miedo a pedir un crédito

AutorAdán Tamariz

Solicitar un financiamiento educativo es buena opción para estudiar una carrera universitaria; sin embargo, se debe tener cuidado al elegirlo, advierten especialistas.

"Si es tu única opción para ir la universidad, definitivamente sí conviene. La educación es algo completa y absolutamente necesario", explica Adina Chelminsky, experta en finanzas personales.

"Después de graduarte empiezas con una deuda, pero empiezas también con unos estudios. El crédito educativo, conceptualmente, es completamente diferente a cualquier otro".

Un primer error, considera Chelminsky, puede ser quedarse con la primera alternativa de financiamiento y no explorar en otras universidades o instituciones bancarias una tasa de interés baja, la posibilidad de adelantar pagos a capital y que, al final, se pague lo menos posible.

"Uno tiene que hacer las cuentas con base en el peor escenario: ¿cuánto es lo mínimo que estaré ganando y cómo voy a organizarme? En la promesa de pago que hagas a los 18 años tienes que pensar que sea algo que a los 22 vas a poder pagar. Si te dicen que empezarás a pagar 10 mil pesos al mes en cuanto de gradúes, no se podrá", advierte.

Elegir la carrera que en verdad se quiere estudiar es una ventaja, pues eso evitará otro error: cambiar de plan de estudios y que el préstamo sea por más tiempo.

Alejandro Campos, graduado en 2014, estudió ocho semestres en el Tecnológico de Monterrey campus Ciudad de México con un crédito del 40 por ciento que le otorgó la institución.

El egresado de Periodismo y Medios de Información explica que al graduarse, la universidad le dio tres meses de gracia para comenzar a pagar su crédito con el fin de que primero obtuviera un empleo.

Para liquidar el crédito, Alejandro cuenta que su papá lo apoya con el pago al corriente; además, cada mes destina el 33 por ciento de su sueldo a un ahorro que deposita al final del año, para terminar la deuda lo antes posible.

"He pensado independizarme pero aún no lo hago, primero, porque estoy comprometido financieramente con mis papás y porque cualquier otro proyecto que implique un gasto mensual fijo, como una renta, sería reducir mi capacidad adquisitiva", cuenta el joven de 25 años.

"Mientras no salde la deuda no podré tener planes como independizarme o, incluso, tener un coche".

Gracias a su compromiso y organización, Alejandro terminará de pagar su deuda el próximo año.

"Ahorita sí me alcanza para lo que tengo que pagar...

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