Con la música en las venas

AutorAlejandro Alvarado

En Guadalajara, la única familia especializada en organería se apellida Sandoval del Toro.

Su vocación se remonta a 1940, cuando la señora Albina Lizardi tocaba el armonio de la Parroquia del Molino, en Zacatecas, y su hijo Moisés, con apenas seis años de edad, escuchaba la música, pero más allá de eso, observaba el funcionamiento del instrumento.

La familia se mudó a Guadalajara. Jesús, el hijo mayor de Albina, tomó el cargo de organista titular de San Juan de Dios, y Moisés se unió al coro.

Pero Moisés no sólo cantaba, cuando el órgano tubular fallaba, y los especialistas alemanes lo reparaban, ahí estaba él, con los ojos bien abiertos, aprendiendo.

Un día, el órgano volvió a fallar y Moisés lo arregló.

El párroco del templo lo becó ocho años en...

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