Mis vecinos, los muertos: Temen más a los vivos

REFORMA / Staff

Marcelino Díaz Romero tiene 51 años y lleva más de 40 años viviendo en la Cerrada Panteón, a un costado del Panteón de Tepepan, en Xochimilco.

Marcelino comenta lo que se dice del camposanto: en tiempos de lluvia, cuando truenan los relámpagos y hay mucha agua, se oyen los sollozos de una mujer que llora la muerte de sus hijos chiquitos.

También sabe que existen rumores de que hace algunos años se aparecía un charro vestido de negro, montado en un caballo, en los lavaderos públicos.

Pero él señala que nunca ha visto nada extraño en el cementerio, ni en las calles aledañas.

"En este tiempo que llevo aquí, afortunadamente no me ha sucedido absolutamente nada fuera de lo normal, ni he visto nada fuera de lo normal", expresa Díaz Romero.

Comenta que llegó a vivir cerca del panteón cuando todavía era niño, porque unas personas vinieron a ocupar el predio que sus padres tenían en la parte baja del pueblo.

"Propiamente hay que tenerle miedo a los vivos. Los muertos están descansando en paz", enfatiza.

Esta es también la opinión de Margarita...

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