'Yo a veces bailo cuando escribo'

AutorYanireth Israde

"No me falta gran cosa por escribir. Desgraciadamente quiero que me falte, porque es el motor que me lleva adelante", afirma la escritora argentina Luisa Valenzuela, autora de más de 30 obras, entre novelas, cuentos, microrrelatos y ensayos, reconocida ayer con el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2019.

El novelista mexicano, fallecido en 2012, la consideró en su momento como heredera de la literatura latinoamericana, de modo que ella recibe el anuncio del galardón como si proviniera de un manantial, por la alegría que le produce, dice en entrevista vía telefónica desde Buenos Aires.

Pero más que brotar de afluentes gozosos, los premios le caen del cielo, admite.

"Lo digo porque no me postulo para ellos, y no me postulo por una sencilla razón de cobardía: no tengo ganas de estar desesperada preguntándome si voy o no a ganar. Prefiero estos premios que son a la carrera literaria, a la obra que se produce, que vienen desde otro lugar".

El Fuentes, dotado con 125 mil dólares y una escultura de Vicente Rojo, no sólo reconoce la trayectoria de Valenzuela, sino también su sentido lúdico y reflexivo.

Coleccionista de máscaras usadas en ceremonias de pueblos ancestrales, la autora que explora el tema del poder, y cuya narrativa desafía mordazmente las jerarquías y los discursos dominantes, revela que busca siempre una careta más, y lo mismo ocurre con los libros, no importa cuántos escriba, y también con sus lecturas.

"Lo que nunca debe faltar es el entusiasmo y la sensación de aventura en todo lo que uno hace".

La narradora bonaerense, quien cumplirá 82 años en noviembre, aspiraba convertirse en piloto, pintora, científica o exploradora, una multiplicidad de vidas que sólo el periodismo y la literatura le han permitido conocer.

"Nada de eso se dio, y se me dio todo eso: con el periodismo descubrí que podía meterme en cualquier mundo que me interesara; con la literatura descubrí que esos mundos que me interesaban podía crearlos yo misma", apunta en su biografía dialogada con Gwendolyn Díaz.

Ahora le interesan, sobre todo, los microrrelatos, añade en entrevista. Precisamente una biblioteca dedicada al género en el Congreso de la Nación Argentina ha sido bautizada con su nombre.

Ha dicho que todo cerebro sigue caminos neuronales propios. ¿Qué ruta traza el suyo cuando escribe?

Ojalá lo supiera...

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