Vandalizan el museo del Parque Hundido

AutorYanireth Israde

El parque Luis G. Urbina o "Hundido", como también se le conoce, ha perdido paulatinamente su carácter de museo arqueológico al aire libre.

Así aparece registrado en el Sistema de Información Cultural (SIC) del Conaculta y en el directorio de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, pero la mayoría de quienes acuden al lugar desconocen ese perfil y aunque encuentran réplicas prehispánicas entre el follaje, ignoran que las reproducciones forman parte de cinco recorridos mesoamericanos, cada uno trazado en el piso con un color distintivo.

Un 25 por ciento de las más de 40 piezas carecen de cédulas, cinco están rotas, seis tienen graffiti y otras tantas se exhiben desdibujadas, mientras la iluminación especial, que alumbraba tanto las representaciones como las placas descriptivas, se redujo a una serie de cables sueltos e instalaciones estropeadas, constató REFORMA.

Con aproximadamente 10 hectáreas de extensión, este espacio de la Delegación Benito Juárez fue convertido en parque arqueológico en la década de los 70, cuando el interés por el pasado cultural de México tuvo gran resonancia.

Suman 43 las estelas, lápidas y esculturas colocadas, detalla José Guadalupe Carranza, Jefe de la Unidad Departamental de Áreas Verdes de la demarcación.

Sin embargo la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México refiere en su página oficial 51 réplicas, repartidas en seis recorridos.

Carranza asegura que ninguna se ha perdido y siempre han sido cinco las rutas, correspondientes a igual número de civilizaciones: Maya, Olmeca, Totonaca, Huasteca, del Altiplano y de Oaxaca.

Concede, en cambio, que pudieron haber sido robadas las cédulas faltantes porque hace seis meses estaban todas en su sitio.

"Haré un registro y lo manifestaré ante la agencia competente", promete.

La ausencia de información comienza desde la entrada principal del parque. Es allí donde el visitante puede encontrar dos columnas en cuya base destacan cabezas de serpientes con las fauces abiertas y una lengua bífida.

Pero nada indica su procedencia, o que forman parte de una colección de réplicas prehispánicas. Algunos usan de cenicero estas "víboras".

Las reproducciones eran de una calidad notoria, recuerda la investigadora...

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