Van manifestantes por más en Brasil

AutorAlberto Armendáriz

Corresponsal

RÍO DE JANEIRO.- "El gigante despertó. Estamos aquí para quedarnos".

Bajo consignas como ésta, entre 800 mil y un millón de personas volvieron a tomar las calles de hasta 100 ciudades de Brasil para celebrar que las autoridades cedieron en su polémico aumento de las tarifas de transporte.

Pero también dejaron claro que la lucha seguirá en contra de la corrupción y el despilfarro, y por mayor inversión en educación, salud y servicios públicos.

La fiesta, no obstante, degeneró más tarde en violencia en varios lugares.

Hubo saqueos, duros choques con la Policía, detenidos, heridos y un primer muerto en esta oleada de protestas que ha estremecido a Brasil.

En Brasilia, la capital, una muchedumbre intentó invadir el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, y comenzó un incendio en sus puertas.

Batallas campales estallaron entre manifestantes y la Policía en Río de Janeiro y Porto Alegre, seguidas por asaltos a bares, saqueos de tiendas, destrucción de edificios públicos y vandalismo generalizado.

Los disturbios, que se repitieron en Belén, Vitoria y Campinas, dejaron centenares de heridos y detenidos.

En el municipio paulista de Riberao Preto, cuatro personas fueron atropelladas por un auto que intentó romper el bloqueo que manifestantes montaron en una avenida. Uno de ellos murió.

Frente a la persistente turbulencia social, la Presidenta Dilma Rousseff decidió cancelar un viaje a Japón que tenía previsto para la semana próxima.

Además, convocó para hoy una reunión de emergencia con parte de su gabinete.

De hecho, con la situación tan inestable luego de la tentativa de invasión de Itamaraty, el presidencial Palacio del Planalto fue rodeado por unos 200 efectivos del Ejército y de la Policía.

La convulsión nocturna contrastó con cómo había comenzado la nueva jornada de manifestaciones.

En el centro de Río de Janeiro, al final de la tarde más de 300 mil personas desbordaron la avenida Presidente Vargas, en un clima festivo, casi carnavalesco.

Gente de todas las edades, pero principalmente estudiantes y profesionales de clase media, llegaron al lugar con sus caras pintadas de verde y amarillo, con banderas brasileñas y silbatos.

"No importa que hayan suspendido el alza en los boletos de transporte; ese fue el catalizador de las protestas, apenas la punta de un iceberg", dijo a REFORMA Felipe Gouvea, de 26 años.

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