¿Vamos requetebién?

AutorREFORMA / STAFF

A un año de haber logrado el triunfo electoral de su vida, Andrés Manuel López Obrador celebra con varios frentes abiertos: crisis migratoria, amagos de Trump, homicidios récord, presiones de las calificadoras, amparos y reclamos contra sus megaproyectos, quejas de los afectados por sus actos de Gobierno...

López Obrador, en cuenta máxima

En medio de varios frentes abiertos, cuestionamientos, presiones e indicadores económicos y de seguridad preocupantes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador celebrará mañana, 1 de julio, el triunfo electoral que le abrió las puertas de Palacio Nacional.

A un año de que la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) obtuvo la victoria, el Gobierno federal se encuentra emplazado por la Administración de Donald Trump para resolver una crisis migratoria sin precedente, presionado por calificadoras crediticias que ponen en duda el rumbo de la economía y cuestionado por opositores a través de amparos contra sus principales proyectos de infraestructura.

Frente a ese escenario, el Mandatario ejerce un estilo de Gobierno que contiene el gasto público y la inversión en infraestructura mediante estrictas medidas de austeridad operadas desde la Secretaría de Hacienda.

En los primeros siete meses de gestión, el tabasqueño ha gobernado a través de decretos y memorándums, con licitaciones apresuradas y centralizadas e imponiendo la agenda pública tanto a instituciones como empresas privadas desde sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional.

A través de oficios, el Presidente ha ordenado la compra de pipas en Estados Unidos, el veto a las farmacéuticas consentidas del sexenio anterior, la prohibición para otorgar recursos a organizaciones civiles, la no aplicación de la reforma educativa, el endurecimiento de las medidas de austeridad -más allá de las limitaciones de ley- y hasta una prohibición expresa del influyentismo y tráfico de influencias.

En materia de contrataciones, el nuevo Gobierno ha privilegiado las adjudicaciones directas en más del 70 por ciento de los casos, mientras que las licitaciones más importantes han sido declaradas desiertas, como la de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco; canceladas, como las rondas petroleras; apresuradas, como en el caso de los libros de texto; y enredadas, como en el tema de los medicamentos, donde el Gobierno tuvo que modificar para incluir también la distribución.

Pese a que sus dos principales banderas han sido frenar la violencia y combatir la corrupción, a...

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