Vamos por una 'miche'

AutorEstefanía Aguilera

La historia comenzó en el 2000, en un diminuto local frente a la Glorieta de la Estampida, en donde Kriser Negrete preparaba micheladas de litro para llevar, o bien, para quien así lo prefería paladearla ahí con una torta ahogada.

Kome y Toma fue creciendo en su espacio hasta convertirse en un enorme lugar, llegaron los equipales, la música y los videos, y a cualquier hora del día o de la noche los jóvenes se instalaban a disfrutar de la gloriosa mezcla de cerveza e ingredientes de la receta de la casa... Así como hasta el día de hoy.

Trece años después, Kome y Toma de López Mateos y Niños Héroes sigue siendo punto obligado de los tapatíos, y aunque posteriores sucursales tuvieron que cerrar, hace unas semanas se inauguró una nueva dirección, con una novel propuesta.

"A diferencia de la de Los Caballos y de las que ya cerraron, ésta tiene decoración más conceptual, con tarimas, concretos elevados, periqueras...

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