El Valedor / La resistencia civil

Las elecciones presidenciales y la reacción al posible fraude que se perpetró en el proceso electoral del pasado 2 de julio, mis valedores. Como estrategia para forzar a las instancias legales correspondientes a contar voto por voto en las casillas impugnadas, el candidato de la Alianza por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, convocó el domingo pasado, 16 de julio, a una concentración de masas que logró congregar a más de un millón de personas. Una plaza de armas repleta con todo y las calles adyacentes, mostró al "Sistema" el estado de ánimo de unas multitudes que no quieren volver a los tiempos priístas de la alquimia electoral y la subcultura del fraude. Ahí mismo se anunció la estrategia con la que se pretende forzar al "Sistema" al recuento de votos en las casillas impugnadas: la resistencia civil. Mientras, para una próxima fecha se anuncia otra concentración multitudinaria, quizá más nutrida que la anterior. Hasta ahí la estrategia del movimiento civil.

Bueno, sí, ¿pero en qué consiste la tan mentada resistencia civil, que tantos han circunscrito a la mega-marchita? Yo, que observo los movimientos de masas, me acabo de entrevistar con mi maestro, al que fui a interrogar sobre la eficacia de esa resistencia civil. Aquí, lo esencial de su tesis, en una redacción que recojo directamente de la grabadora:

La resistencia civil es esa estrategia que López Obrador propone a las masas como vía de contienda frente al fraude anunciado en el proceso electoral del pasado 2 de julio, fraude que se inició desde antes del intento de desafuero de López Obrador y que ubica su espina dorsal en el proceso cibernético que controla el poder. De esta forma, si cien veces se cuenta voto por voto, las cien veces va a resultar que el triunfador es el candidato elbiazul si en el conteo se utiliza el sistema de computación del IFE, Instituto Federal Electoral. Con esa estrategia, si no se da el paso siguiente, está perdido López Obrador.

- ¿Tanto así? A ver explíquese.

- Que lo explique la historia, esa estrella polar de todo estudioso del quehacer político; y comencemos con esta aclaración: "Sistema" no tiene vocación de suicida; no se piensa aplicar el harakiri ni va a renunciar a su posición de super-estructura, con lo que ello supone de privilegios de todo tipo, sobre todo económicos, sólo por un asunto menor, como es el de los votos ciudadanos. El "Sistema", él sí, tiene un cuerpo de asesores, de aquí y del exterior, que analizan su relación con...

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