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El valedor / Regüeldos del subdesarrollo

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Vincent

"¡Guillermo del Toro llena de gloria a México en los Oscar!"(Mira, mira.)

(Excélsior,5-III-18)

El colonialismo, mis valedores. El subdesarrollo. La genuflexión del siervo ante su mandón, vale decir: la enajenación de las masas. "Algo que está alienado cuando su existencia no corresponde a su esencia, cuando está fuera de sí". Enajenación que producen los medios de condicionamiento de masas para encender la patriotería de una comunidad inerme, dócil, acrítica, que vive endiosada con los oropeles del gringo "fashion". Ah, esa terca aspiración de sentirse gringo de segunda...

Tales campañas resultan tanto más sañudas cuanto más deleznable es el producto que se intenta enajenar y que resultan más perjudicial para los intereses de unas masas que se niegan a pensar. El producto de marras puede ser el deslumbramiento que en los gringos de segunda provocan los oropeles de Hollywood, Disney o Miami, que los "guanabís" pronuncian Mayami, (como ahora a un tal Meade hacen llamar "Mid"), o esas campañas, sensiblera caridad, apodadas teletones. Entre más corriente o dañino el producto, con más fuerza lo anuncia la industria del periodismo, con el resultado de siempre, y en donde siempre las masas habrán de caer; porque en nuestro país, mis valedores:

La pantalla de plasma es el auténtico y verdadero flautista de Hamelín. ¿Recuerdan ustedes esa leyenda del brujo maligno que con la melodía de su flauta atraía a muchedumbres de ratoncillos con el propósito de conducirlos al despeñadero hasta que los roedores se desbarrancaban en el mar para morir ahogados? La flauta de Hamelín es esa hipnotizadora pantalla de plasma destructora de unas dóciles muchedumbres a las que despeña en el morbo del consumismo, la pornografía, la nota roja y una visión falsa y distorsionada de la realidad objetiva según las conveniencias del Hamelín de marras y sus compinches de grupo y de clase que forman la oligarquía. Porque, mis valedores, la...

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