El Valedor / ¿Me estás oyendo, inútil..?

- De haberlo sabido ni me vengo tan pronto, lástima del gasto en energías y esta taquicardia, que hasta me la subió, mi presión.

Y ya que la hice venir, mejor se levantaba y se iba por donde vino. Nunca había visto tan molesta a Doña Remedios, que tras jadear los tramos de la escalera que dan a mi depto. se llevó semejante desilusión; ella creyendo acudir a la velada artística, pespunteada de romanzas en contracanto de mandolina y guitarras, o a la tertulia literaria donde saborear, con el rompope casero y las galletitas, las ternezas de Nervo campechaneadas con aquello de que "era un cautivo beso enamorado".

- Mas sin en cambio, ¿qué me vengo a encontrar? Un hatajo de terroristas vomitando su bilis en comentarios tan desarreglados.

Nunca así de desencantada desde que se equivocó de ruta y fue a esperar a Topilejo el paso de Juan Pablo II. Y es que apenas llegando, el comentario de don Tintoreto la llevó a izar la bandera de alerta amarilla, fase 2:

- Tenerlo cerca y decírselo: con el debido respeto a su investidura eminente, mi señor, es usted un perfecto mediocre, que de perfecto sólo eso tiene, su mediocridad. Porque a ver, ¿qué ha logrado usted allá arriba? Un pequeño acierto seguido de un fracaso descomunal. Una falla aberrante y luego un logro de este tamañito, y eso de chiripada vil.

- ¿Mediocre él nomás? -la tía Conchis-. ¿Pues qué me dicen de todo su equipo, que desde un principio seleccionó dizque pa hacerla en grande, y que las hilachas? Grande le quedó a él, me refiero al puesto.

(Doña Remedios, pajareando: "¿Alguno rasca la guitarra?")

- No, y la rabia y desilusión de los millones de ilusos que cayeron una vez más y creyeron en semejante mediocre, y que ahora le exigen su renuncia, y a la calle. Que otro maneje el changarro, pero quién.

¿Quién? Esa pregunta ni se pregunta, pues quién va a ser, sino ese que por delante tiene lo que hay que tener, y detrás todo un historial de triunfos y realizaciones, y que día con día se levanta poniendo en esa clase de tela que es la de juicio todas las medidas de su rival, pues cuál otro.

- Ora que tampoco, digo. Ese criticón no tiene la estatura del otro. Uno casi dos metros, empaque de gente grande, y ese vozarrón...

- ¿Y a la hora de mostrarlos, o sea los hechos, de qué le ha servido su vozarrón? Pa puro despotricar. ¿O no fue a enfrentar a los medios, el muy insensato, cuando ellos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR