El valedor / No lo perdono, señor

Con el respeto debido a su altísima investidura: mucho y en muchas formas ha lesionado usted al país y a la mayoría de sus habitantes durante sus casi 5 años de mal gobierno; pero señor, vpara comenzar, yo le perdonaría las tretas de mala ley con que en compinchaje con los mega-ricos, la Gordillo, el duopolio de TV y las sotanas, logró encaramarse hasta la mera punta de Los Pinos.

Yo le perdonaría que usted, el que un 1º. de diciembre juró cumplir y hacer cumplir la Constitución, se haya tornado cómplice de la corrupción lucrativa e impune de los Salinas, Montiel, Fox y Bribiesca, Sahagún y Gordillo, Romero Deschamps y demás bandidos de nuestros dineros.

Podría perdonarle que cuando candidato presidencial nos haya mentido con aquello de bajar los impuestos, suprimir la tenencia del auto y que sería usted el presidente del empleo. Tal vez le perdonaría todos sus embustes, como también que con él la complicidad de Norbertos y Onésimos, El Yunque, los legionarios de Cristo, cristeros tardíos y beatos del Verbo Encarnado, siga asestando puñaladas de pícaro al Estado laico.

Podría perdonarle esa indecorosa maniobra de apoyar con toda la fuerza del Estado a su hermana Cocoa, señor.

Le perdonaría que a estas alturas de su gobierno, verborreico por naturaleza y de mecha corta por deformación, se haya contrapunteado con unos priistas a los que debe el logro de colocarse la Tricolor, y el cogobierno en los primeros tiempos de su sexenio; que se haya malquistado con las bases sociales de su propio partido y que para asuntos del trabajo sucio se haya allegado a los chuchos talamanteros, alquilones de la mala política, esa que rinde dividendos en metálico.

Tal vez perdonaría que se haya contrapunteado con el pueblo de Norteamérica motejándolo de vicioso y drogadicto, y con Obama porque haya surtido de armas a los cárteles del narcotráfico mexicano, y que no haya sentado en la silla eléctrica a las dos que criaturitas le nacieron a la señora esposa del Chapo Guzmán.

Le pudiera perdonar los gasolinazos, la carestía de la canasta básica, unos aumentos en el salario mínimo que no rebasan el 5 por ciento y su preferencia por la macroeconomía y los mega-ricos que lo treparon hasta Los Pinos.

No, y sus derroches en anuncios publicitarios de radio y televisión, a cual más de embusteros, que tiene el nulo decoro de pagar con los dineros de una masa social depauperada por sus prácticas neoliberales, señor. Esto, sin gota de vergüenza, porque...

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