El Valedor / Que llueva...

El pensamiento mágico y los desastres naturales, mis valedores. En Aguascalientes lo anuncia Ramón Godínez, obispo:

- La sequía es un castigo divino. Por eso ya iniciamos de inmediato una Jornada Intensiva de Rogativas: oraciones, peregrinaciones, misas y rosarios para pedir que la sequía termine en la región.

Mérida, Yuc.: "Para que la sequía termine, los agricultores yucatecos imploran al dios Chac".

Torreón, Coah. "Gobernador y ediles oran para que llueva".

Zacatecas, Zac. "Acompañado por funcionarios federales y locales, así como candidatos al Congreso de la Unión, el gobernador Ricardo Monreal encabeza una peregrinación a pie hasta el santuario del Niño de Atacho, para rezarle porque llueva en la entidad".

Y en eso, la madrugada del 1o. de junio...¡Chalco!

Superchería, irracionalidad, pensamiento mágico. mis valedores: ¿hasta dónde llegará la credulidad de los cándidos? ¿Hasta dónde la capacidad de manipulación de los pícaros? Por cuanto a las rogativas y sus cultos peligrosos, sirva de ejemplo este relato (deliciosa ironía) de Salarrué el salvadoreño:

No llovía. En el cantón, desde las dos de la tarde se oyó el saltito de duende del tambor, llamando a los de la rogación: Tom, tom, tom. El calor estaba estacionado en el llano, como un cuero de res. Tom, tom. Todo se doraba; todo se caía; todo se tostaba, En el Tepetate, la culebra dormía, enroscada. Ligeros cirros medían el cielo. Las leguas huían hacia las montañas del contorno, lejanas y azules...

El viento yacía muerto en el polvo. Arrodillados de sed, los árboles y los arbustos elevaban sus nervudos brazos implorantes. Las piedras sacaban sus cabezas del suelo, para respirar. Sequía.

A las tres salió la rogación por el camino. Era una chusma de colores, que cantaba salmos tristes y llorones. Delante, en unas andas, San Isidro, envuelto en manto de antigos verdes, iba mirando con sus ojos dulces, resignados, cuán chico parecía al lado de sus devotos. Era un enanito de palo, de a vara, con flores de trapo en la mano, un clavo en la coronilla y la nariz manchada de caca de mosca.

Tom, tom, tom, totom...

Despertados los pájaros, cruzaban los claros del cielo. Los chuchos tísicos salían de los ranchos, a regañar a los rogantes.

Iba...

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