El valedor / Jueces y ley alcahuetes

De Margarita López Portillo les hablé ayer, y de cómo la conocí en persona cuando ambos éramos dos pobres diablos (yo no he abandonado esa condición), y que Vicente Fox, cuando inquilino de Los Pinos, recuperó para la Nación un trozo del terreno (¡de Chapultepec!) del que ella se había apoderado cuando su hermano vivía en Los Pinos. Yo ahora me pregunto: ¿el sucesor de Fox no habrá de tocar el patrimonio mal habido de una Sahagún cuya riqueza reciente es de tamaño familiar, a la que hasta hoy ninguna autoridad le ha testereado sus bienes mal habidos, como sí Fox a la López Portillo? ¿Impunidad en el sexenio de las "manos limpias"? ¿Solapar sinvergüenzadas el gobierno de mi país? ¡Vamos, México!

Recordé a Margarita hoy que el de Los Pinos ordenó que resucitaran a Fox y lo incorporasen al equipo que planea estrategias electorales rumbo al 2009. Dije ayer que los casos de Margarita y Marta, su clon, son vidas paralelas. Sigo con el relato de cómo conocí a Margarita cuando era apenas una buena mujer, y me visitaba y le pagaba yo sus visitas, y que vivía en una casa modesta en la colonia Del Valle. Llegó 1977 y JLP subió al poder, y fue entonces: de repente vino el remolino y nos alevantó. De un día para otro se desató el ciclón y sentimos el vértigo, y yo asistí, con el asombro en los ojos, a la transfiguración de aquella buena mujer que en todo había sido apenitas, en el símbolo rutilante de un sexenio que fue el de la chabacanería y la frivolidad, la alucinación y el despilfarro. Pompa(s) y circunstancias, y no más.

Pero hoy, con perspectiva temporal, compruebo que esa parafernalia fue apenas un mal esbozo de lo que nos caería encima (le caería encima al país) con el arribismo de la modesta empleada de una farmacia veterinaria que de repente maromeó hasta dar con su par de posas en las cabañas de Los Pinos, y ahí enloquecer y crear una corte de los milagros. De aquí en adelante digo Margarita, pero en diciéndolo piensen en Marta. Y si no...

¿Recuerda alguno de ustedes aquel rebumbio, el del batacán, el del rataplán, y el boato, la estridencia, la prepotencia, la ostentación y el brillo postizo de una Margarita (de una Sahagún) que anocheció Cenicienta y amaneció a ser reina de utilería en una corte de los milagros en donde de todo había, menos decoro? La Margarita que yo deshojé...

Soberana de sololoy y reinita de hojalata, a la buena Margarita la enloqueció una abyecta adulación...

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