El Valedor / ¡A implantar un orden social-cristiano!

¡Vamos a imponer la contra-revolución! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva Cristo Rey!

Y la razón de la “cristera” de 1926-29 contra el gobierno del “impío” Calles: el haber implantado la Carta Magna de 1917, que así juzgaron los constitucionalistas: “La Constitución de 1857 y ahora la vigente de 1917 establecen el laicismo de la enseñanza primaria, sentando un principio de libertad de conciencia y destruyendo los exclusivismos que necesariamente tendrían que aparecer como consecuencia de las creencias de los maestros o directores de colegios a donde concurren niños de todos los credos. Además de que verdades fundamentales de la ciencia, son negadas por creyentes de estrecho criterio, que privarían de ellas a los educandos (...) Las leyes no prohíben que enseñe religión en donde verdaderamente debe impartirse: en el templo, que es donde radica la cátedra religiosa, o en el hogar”.

La réplica, en 1927, del obispo de Tabasco y futuro arzobispo de México: “¡Esa Constitución no es sino la incoherente y audaz expresión de una teoría política bárbara! Fue puesta en vigor por una oligarquía despótica, únicamente para dar apariencia de legalidad a sus actos (...) Y en todo caso, no siendo la llamada Constitución más que una doctrina de piratería, mientras que esa doctrina no sea repudiada, cada proposición podrá traducirse así: ¡Sí, somos piratas, pero si ustedes reclaman fuertemente no os robaremos inmediatamente..!” Desde Nueva York, el obispo de Tabasco aleccionaba al gobierno de Norteamérica, y así lo alertaba:

“Qué si hay un posible arreglo entre vuestro país y el gobierno de México, así como entre éste y la Iglesia Católica? ¡No! Ningún arreglo es posible entre ningún pueblo consciente y una tiranía irresponsable...”

Ya alzados los cristeros, desde su resguardo en Roma así instigaba a la rebelión de católicos un José María González, arzobispo de Durango:Ya que en nuestra arquidiócesis muchos católicos han apelado al recurso de las armas, y piden una palabra de su Prelado, palabra que Nos no podemos negar desde el momento que se nos pide por nuestros propios hijos, creemos nuestro deber Pastoral afrontar de lleno la cuestión, asumiendo con plena conciencia la responsabilidad ante Dios y ante la Historia, les dedicamos estas palabras: Nos nunca provocamos este movimiento armado, pero una vez que, agotados los medios pacíficos, este movimiento existe, a nuestros hijos católicos que andan levantados en armas por la defensa de sus derechos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR