El Valedor / Hoy recuerdo a los Flores Magón...

Francisco I Madero, mis valedores, y cómo pudiera ser de otro modo. A 95 años y un par de días de la regazón de pólvora que incendió el territorio patrio, va aquí un esbozo de retrato hablado del controvertido vitivinicultor, espiritista y simpatizante entusiasta de Porfirio Díaz que terminaría encabezando el incendio de 1910. El, Maderito, y no quienes por derecho propio debieron ser: los Flores Magón. Es la historia.

Porque uno es el mártir y apóstol que consignan el bronce y los mármoles de la historia oficial y muy otro el de la imagen real y la real historia del gobernante con el que algunos desmesurados llegaron a comparar al presidente Fox, por aquello de que ambos, a su hora, arrojaron a Porfirio Díaz del gobierno. Y es que el Neo-PAN se proponía imitar la maniobra de un PRI-Gobierno que durante los 72 años de su permanencia en Los Pinos falseó, retorció y adulteró a su conveniencia la imagen de héroes y mártires de la lucha libertaria, para luego apropiárselos y erigirse en su heredero exclusivo. Van aquí estos tres bocetos del retrato hablado de Francisco I. Madero el vitivinicultor. Coincidencias y discrepancias con el Fox del "cambio" que pretendían los neo-panistas, a tratar de encontrarlas:

1o.- De La sucesión presidencial, publicado a finales de 1908: "Por el Sr. General Díaz siento una gran simpatía (...) Yo, que profeso culto por todos nuestros grandes hombres, quiero que en el altar de la patria y en el corazón de cada mexicano, ocupe un lugar preferente nuestro eximio gobernante (...) Para que corone su obra, ayudémosle todos los mexicanos, y al hacerlo grande, haremos igualmente grande a nuestra querida patria".

Del Plan de San Luis, emitido el 5 de octubre de 1910: "Los pueblos en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de la libertad y justicia, se ven precisados, en determinados momentos históricos, a realizar los mayores sacrificios. Nuestra querida patria ha llegado a uno de esos momentos. Tanto el Poder Legislativo como el Judicial, están completamente supeditados al Ejecutivo: la división de los poderes, la soberanía de los estados, la libertad de los ayuntamientos y los derechos del ciudadano, sólo existen escritos en nuestra Carta Magna.

Conciudadanos: no vaciléis, pues, un momento; tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria, que no podemos mancillar, sed como ellos fueron...

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