El Valedor / Fama Pública

Mis valedores: fue entonces. Precedido del ángel de la flamígera espada, Jehová recorrió aquellos mundos, y lo que iba mirando lo estremecía de estupor.

-¡Pero qué hizo mi siervo Adán con la tierra que le di en heredad! ¡Cercó tierras vírgenes!

-Y las sembró, ¿ves?

-Sorgo. ¿O alfalfa?

-¡Mariguana! ¡Amapolita dorada! Y allá, los laboratorios para procesar la droga. ¿De dónde crees que sale el dinero para los palacetes, los caballos finos, el zoológico particular, las joyas, las cuentas secretas..?

-¡Mi siervo, metido en el narcotráfico!

-Hasta las manitas, y con él sus hermanos y toda la parentela.

Jehová, con el tonillo del anuncio radiofónico:

-¡No lo puedo cre -ér..!

Así recorrieron la finca. ¡Dios! Guardaespaldas, guardias blancas. En la cárcel clandestina, alaridos. Los luchadores civiles. Tortura. Dos guardias que excavan un hoyo. Dos cadáveres, que aguardan. "Las víctimas, cientos y cientos".

-Pero la ley...

-Si oyeras con qué pasión la mienta a todo gañote. Como la justicia. La democracia. Los derechos humanos. De saliva. Pero en los hechos, ley y derechos se los pasa por el estrecho de los Dardanelos, con tu perdón.

Jehová, exasperado, levanta sus brazos:

-¡Anatema al corrupto! ¡Preséntense ante mi visita!

Un torbellino. Ahí, de rodillas, mísero y asustado: Adán.

-De rodillas y a tus...

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