El Valedor / De evocar los sueños...

Aunque la vida murió - nos dexó harto consuelo - su memoria...

A su señor padre se refirió Jorge Manrique, y yo le dedico tales conceptos a un mi Don Mauricio Achar, ante cuya humana calidad y vida de humanista se agotan los adjetivos y cualquiera queda rabón. Mauricio Gandhi. Gandhi Achar. Hoy que se nos ausenta, y parodiando a Neruda: "Lo recuerdo como era en el último otoño era la barba gris y el corazón en calma". Y si no en calma, sofrenado, al menos. O a la manera de Miguel Hernández: "En la ciudad de México se me murió Mauricio Achar, con quien tanto quería". Otro poeta que me recuerda al creador de un nuevo concepto en materia de libros, librerías y público lector es el español de Sevilla Don Antonio Machado. Voy a decir por qué:

Fue hace algunos meses, me acuerdo. En la cafetería de la Gandhi, la librería matriz. Mauricio Achar se aburría sobándose morosamente la barba mientras seguía repartiendo jaques mate a los osados que se le ponían frente al tablero. Lo vi, me vio -yo iba contigo, Adriana, ¿lo recuerdas? Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos-, le mencioné una muy añeja apuesta que había perdido conmigo, que se dispuso a pagar. Fue así como juntos nos fuimos hasta la oficina que tenía detrás de la cafetería, y allí (de Mauricio el amigo todo lo bueno se podía esperar) pagó y rebasó su apuesta con un altero de libros: ensayos, arte, novelas, poesía. Uno, preciosa edición, fue el de poemas de Antonio Machado, cantor de tristuras y soledades al que ahora convoco para que juntos, el soñador de caminos y este servidor, nos arrimemos a la advocación de Mauricio Achar en la hora de su tránsito definitivo. Porque, mis valedores:

De toda la memoria sólo vale el don preclaro de evocar los sueños...

Antonio Machado: poesía de sustancia, de esencia y esencias, con espesor de filosofía y misticismo, poeta de existencia que fue recato y virilidad, con inicios de deslumbramiento metafórico de pupilas afuera, aunque muy pronto se habrá de advertir su evolución poética: el cipresal y el limonar florido van dejando sitio a una obra de tristuras y sombras, de melancolías y añoranzas, de hondura y reflexión, y el "sentimiento trágico de la vida". Es que ha ocurrido la muerte de Leonor, compañera del poeta, que decide salir de Soria para venir a refugiarse en Andalucía, su querencia, y volver a la copla y a la canción, y a los recuerdos de la perdida niñez y de pérdidas tantas, tan definitivas. El tono del poema ha cambiado; de la...

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