El Valedor / ¿Quién es la víctima? ¿Quién es el verdugo?

Este es un mensaje, mis valedores, que a todos los rumbos envía un palestino, afgano, iraquí o ciudadano del resto del mundo...

Era casi la medianoche. Con la familia me disponía a dormir. Cómo iba a imaginar lo que vendría después. Desde la estancia y asordinados me llegaban rumores de la TV. "Ya suban a dormir", a la mujer y los hijos. (¿Por qué aquella zozobra...?)

Fui a la puerta que da a la calle. Cuánta paz, qué silencio. La cerré con llave. Cómo imaginar lo que vendría después. Arriba, en su habitación, las hijas cuchicheaban de sus asuntos. Reían entre dientes. Lo usual. "Ya duérmanse". Vi que apagaban la luz. Y la paz...

¿La paz? De repente, ¡Dios!, allá abajo, el estrépito. Un grito de mujer. Bajé a la carrera, trompicándome. Detrás, los hijos. "¡Qué ocurre!" ¡Dios! Me detuvo el cañón de una metralleta. "¡Silencio!", me ordenaba aquel desconocido. ¡Dios! (¿Qué otro vocablo pronunciar?) Los bergantes revolvían la estancia. "¿Dónde escondes lo de valor?" El arma, en los costillares. Los asaltantes, desparramándose por toda la casa. Minuciosamente saqueándola. El estrépito de cosas que se rompen, se desgajan, dan contra el suelo. "¡Dónde escondes lo de valor!" Y la metralleta. Dios...

Yo, mis hijos, repuestos de la sorpresa, el intento de defendernos. Gané la varilla de hierro. Uno de los hampones (¡y tornaba al saqueo!):

- ¡Cuidado, terrorista! ¡Este país está en el camino de su autogobierno! ¡Los asesinos como tú no prevalecerán! ¡Cuidado!

El mayor de mis hijos alzó aquel candelabro. Un culatazo lo desarmó. Lo miré rodar escaleras abajo:

- ¡Cuidado! ¡Nuestro compromiso es trabajar con el pueblo de esta nación, que busca construir un país libre y estable!

Y el empellón contra uno de mis muchachos, y el forzamiento de cerraduras, y cristales que se rompen, y entonces: "¡Hija, mi niña..!"

Uno de los bellacos le oprimía el cuello. Inmovilizada, el manoseo, el derribarla en el suelo. ¡La falda del camisón! Nos abalanzamos contra el rufián. Logré asirlo por el cabello:

- ¡Qué acto innoble! ¡Suéltame, agresor! ¡La comunidad internacional debe hacer frente con firmeza y determinación al terrorismo en cualquiera de sus formas y en cualquier parte del mundo! ¡Estados Unidos identificará a los responsables de este ataque terrorista!

Uno había dado con los ahorros de la familia. Los asía con todas sus manos. Traté de arrebatárselos, pero el golpe en la cabeza me...

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