El Valedor / Alcalde por un día

El día del niño, mis valedores. El jueves pasado, 30 de abril, los niños fueron agasajados en el hogar, escuelas y parques públicos. Globos, payasos, teatro infantil. Perfecto.

En algunas poblaciones se llegó a más: las autoridades honraron a algún estudiante modelo nombrándolo Alcalde por un día. Mis valedores: ¿me permiten que les relate lo de mi sobrino el Chincual? ¿No importa que, por lo extenso, la crónica se extienda a mañana? Conste.

Alcalde por un día. Tal fue el caso de San Cirindanguillo el de Abajo (el de Enmedio, perdón), más arribita de Las Güilotas, tierra natal de mi primo el priísta Jerásimo, hermano del dicho Chincual. Yo, al conocer la noticia, me extrañé: ¿mi sobrino, estudioso? El primer año lo cursó en dos, el segundo en cuatro. Haya cosa. Luego lo supe: los candidatos eran 6. El sistema se cayó en el último minuto. Ganó el Chincual. Esa noche telefoneé al alcalde, el adulto:

- ¿Cómo les fue de alcalde simbólico, don Serafín?

- No, pos es hora de que tovía no lo localizamos.

- ¿Que qué? ¡Secuestrado!

- Cuál secuestrado, se nos peló con todo y caja fuerte. Dicen rumores que ya cruzó la frontera. Ora que sus propiedades, esas ya las tenemos bajo vigilancia federal.

- ¿Propiedades mi sobrino? ¿Cuáles?

- Calcúlele: acciones de las neverías, los videojuegos y la fábrica de pipitorias, jijodiún.

- Pues a confiscárselas.

- Ta fácil. Nada güey, el alcalde por un día utilizó prestanombres. Parientes. Y todos en el...

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