El vacío del líder en el homenaje

AutorMayolo López

MÉXICO.- La explosión en Pemex deja huella en el Gobierno. La sacudida del pasado 31 de enero en el complejo administrativo le desdibuja la sonrisa a Enrique Peña Nieto y le obliga a vestir de luto antes de que se cumplan los primeros 70 días de su Gobierno. El Presidente pone el ejemplo a sus colaboradores: la corbata negra que suple a la roja de la euforia de los primeros días de diciembre.

Peña Nieto se apersona en el complejo administrativo de Petróleos Mexicanos, en cuyo patio se atiborran al menos dos mil 300 petroleros sumidos en el desconcierto y el dolor. Un memorial recoge los nombres de las 37 víctimas mortales de la explosión ocurrida aquella tarde fúnebre del 31 de enero.

Una gran manta que habla de la "unidad" de la familia petrolera cubre los daños en los tres primeros niveles del edificio B2. Pero esa proclama no es del todo convincente: la ausencia del líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps, es sintomática en el homenaje que el Gobierno federal rinde a los caídos y rescatistas.

En ese ambiente, las señales son confusas: el bombero petrolero Alberto Maya Montoya interviene y agradece "la presencia de nuestro líder máximo, el senador Romero Deschamps". Por añadidura, una de las sillas del templete tiene el personificador del líder sindical; el mismo nombre aparece en otro de los personificadores que el Estado Mayor Presidencial coloca sobre la tarima donde se montará una guardia de honor en memoria de los caídos.

En representación de Romero Deschamps, envuelto en un abrigo negro, acude el ex senador Ricardo Aldana en su calidad de presidente del Consejo General de Vigilancia del STPRM.

"Está enfermo", suelta Aldana.

¿Y de qué...

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