De la utopía al pragmatismo

Fue en Los Cabos, Baja California Sur, cuando se apreció con nitidez, lo que el presidente Vicente Fox quería en materia de política exterior: disposición para negociar con los socios comerciales del país y firmeza en el tratamiento de los dos temas más delicados de la relación con Estados Unidos en ese momento: el voto en el Consejo de Seguridad de la ONU en torno al asunto de Iraq y el acuerdo migratorio.

Fox dejó en claro hace tres meses, en la reunión anual de la APEC, que México sería "puente" entre los Estados Unidos y las naciones latinoamericanas. Allí, con él, estaba Luis Ernesto Derbez.

Ahora, Derbez ha dejado el espacio de los acuerdos comerciales para ponerse al frente de la Cancillería. Sustituye, desde el miércoles 15, a Jorge G. Castañeda, quien renunció por sus motivos. La llegada del ex secretario de Economía a Tlatelolco hace lógica la posibilidad de replantear la agenda mexicana y, sobre todo, redefinir sus prioridades en un contexto internacional completamente distinto al de diciembre del 2000.

El escenario es particularmente complejo: la guerra contra el terrorismo generada después del 11-S cambió su blanco; la persecución ya no es contra Al Qaeda, sino contra Saddam Hussein en Iraq y la posibilidad de una conflagración armada está más latente en la península coreana que en el Medio Oriente.

En América Latina se esperan tiempos de tormenta y hay vientos esquivos: Argentina parece hundirse en su drama económico y en la rebelión popular; Colombia padece el embate de la guerrilla; Venezuela se debate en medio de sus propias contradicciones y Brasil vive la euforia lulista, aunque se augura un duro despertar.

En Africa la conflictividad se origina justo en el corazón y el estómago de las masas empobrecidas y enfermas, inermes...

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