Usan a paisanos de burreros

METRO / Colombia

AEROPUERTO EL DORADO, Bogotá.- Una vez checado el equipaje en el mostrador de la aerolínea y después de pasar por migración en el segundo piso, viene la parte más difícil: el filtro de la sala internacional. La maleta no es voluminosa en exceso; contiene lo elemental para ser un equipaje de mano. Y con las casi dos horas de anticipación que debe estar uno en el aeropuerto para vuelos internacionales, da tiempo de tomarse un café, o un "tintico", como dirían los colombianos. Descafeinado sienta mejor por eso de los nervios.

Al cruzar el detector de metales uno debe despojarse de monedas, llaves, el celular y todo objeto metálico que pueda activar el chirrido de alerta. Por la banda de rayos X pasa la maleta, sin mayor problema.

Unos metros más adelante están las mesas de inspección física y al fondo las salas de embarque. El volumen de la maleta amerita una revisión más minuciosa. "¿Hacia dónde se dirige?", es la pregunta de rigor.

Los ojos del oficial han visto desfilar muchos pasajeros como para pasar por alto cualquier atisbo de nervios. El atuendo como pasajero luce congruente y el interrogatorio no genera mayores contradicciones, pero al abrir el cierre de la maleta el oficial recula ligeramente sin decir nada. El tacto de las prendas es directo y preciso. Y a esta altura los dedos ya emitieron un dictamen. "Haga el favor de acompañarme", insta el oficial atentamente.

A partir de este punto comienza el calvario. Las prendas de vestir impregnadas con heroína, las chamarras o las maletas de doble fondo y el calzado adulterado han costado la libertad a 13 ciudadanos mexicanos, detenidos en el aeropuerto internacional El Dorado de la capital colombiana.

El modus operandi

El "enganche" del correo humano por parte de las bandas de narcotraficantes se produce por lo general en bares, discotecas o centros de diversión nocturna de ciudades importantes (Ciudad de México, Tijuana); la mayoría de las veces el primer contacto tiene lugar en el extranjero, lo que no impide que algunos forasteros sean contactados en suelo colombiano durante su estancia.

En la interacción, el "enganchador" evalúa el perfil de la persona y su disposición a ganarse dinero fácil, aprovechando la mayoría de las veces cierta urgencia económica o su precaria situación. El ofrecimiento es sutil: traer unas "chamarritas" (u otras prendas de vestir) desde Colombia a cambio de jugosas sumas de dinero, explica Omar González, comandante de la Policía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR