Urgen otras medidas frente a la crisis

AutorAlfonso Ramírez Cuéllar

La opacidad con la que el gobierno federal enfrenta la crisis económica mundial y las consecuencias que ello ocasiona a la mayoría de la población en nuestro país tiene un nombre: irresponsabilidad.

No se observa por ningún lado sensibilidad social, autoridad política ni visión de Estado. Las medidas anunciadas para "combatir la crisis" representan cuando más ocurrencias injustificadas. El gabinete económico está enfrentado. La política social, al servicio de intereses electorales. La política de apoyo al campo es un fracaso.

En el país existen 8 millones de tarjetahabientes en situación de suspensión de pagos, un millón de créditos hipotecarios en morosidad y aproximadamente 500 mil empresas que han dejado de cubrir sus adeudos.

El desempleo tendrá un pico al término del primer semestre del 2009. La inflación supera en mucho a la existente en los 10 años anteriores y nadie en el gobierno dimensiona con seriedad estas variables fundamentales para la viabilidad del Estado. Parecen concentrarse sólo en la premisa de George Eliot: "no hay acción sin actuación". Es decir, sólo se preocupan por la apariencia y no por la eficacia.

Hoy muchos olvidan que después de la crisis del 94 se creó el Fobaproa. En él se transfieren fondos fiscales para apoyar a la banca, cosa que ocurre también en esta crisis: la Secretaría de Hacienda avala una cartera de créditos que también va a la panza del Fobaproa.

Se creó un sector de cartera vencida que no se ha resuelto. Al constituirse el IPAB todo se consolidó, pues los contribuyentes pagamos con nuestros impuestos el saneamiento de la banca que luego fue vendida. La política económica está fincada en perjuicio de la sociedad. El gobierno decidió quitarle al IMSS los fondos de pensiones y se los pasó a los privados para darle además financiamiento de corto plazo a la banca.

Hoy tenemos tres grandes vendedores: los créditos de la banca de desarrollo; el IPAB, que es toda la cartera existente en los bancos privados que quebraron y los que se sanearon con la crisis del 94, y la cartera del Infonavit, con el mismo procedimiento.

Hoy el problema mayor no es el de tarjetas de crédito, pues no se descapitalizan los bancos. Los créditos se dan como perdidos, pues los cubre quien es buen pagador con las altas comisiones que se cobran y aún así se les otorgan más garantías en la crisis. Es decir, el gobierno federal sólo protege a una camarilla. En los hechos, abdica en sus responsabilidades.

Es así como nosotros, ante...

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