'Tenemos que unir los dos Méxicos'

AutorFrancisco Morales V.

Miguel Sabido tenía apenas 7 años cuando sus padres decidieron enviarlo a Guanajuato, a la Plaza del Ropero, con unas maestras famosas de apellido Jiménez para que "aprendiera maneras".

"Decía mi abuela que la gente mejor educada de la República eran los guanajuatenses", recuerda el dramaturgo y director teatral, con un café sobre la mesa, en una casona cercana a la Plaza de la Paz.

Y uno diría que su abuela tenía razón: elegante, con una camisa fresca, una sonrisa franca y una cordialidad absoluta, a Sabido se le mira pleno la mañana después de haber recibido la Presea Cervantina.

Afectuosamente reconocido como el "padre del entretenimiento educativo en México" y querido por muchas generaciones por sus esfuerzos por preservar el teatro ritual popular mexicano, el artista recibió este año el galardón con el que el Festival Internacional Cervantino (FIC) celebra una trayectoria.

Géneros como la pastorela, la epifanía, los carnavales y los toritos tienen una deuda impagable con el autor, quien ha dedicado su vida a evitar que se pierdan y a difundirlos. Otros, desde luego, lo recuerdan con cariño por sus telenovelas históricas como La tormenta, La Constitución y Senda de Gloria.

Más allá de su tiempo con las maestras Jiménez en la infancia, Sabido (Ciudad de México, 1937) sitúa en Guanajuato, también, parte de su despertar escénico, cuando presenciaba con su familia los Entremeses cervantinos, a su vez origen de la "Fiesta del Espíritu".

"Entonces Guanajuato era una ciudad fantasma realmente, en la Presa (de la Olla) había muchas casas vacías que la gente, durante la Guerra Cristera, había abandonado y veníamos especialmente para los entremeses también, siendo niños", recuerda.

Ya en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde estudió Literatura Dramática, Sabido conoció a dos figuras señeras de la vida cultural guanajuatense: a la poeta Margarita Villaseñor, su contemporánea, amiga y colaboradora de toda la vida, y a Enrique Ruelas, su maestro e impulsor de los entremeses en la tradicional Plaza de San Roque.

Invitado por ambos, el director llegó a ir a Guanajuato unas cinco veces al año, desde donde pudo presenciar los entremeses en puntos privilegiados, como desde la azotea donde Ruelas dirigía los montajes, e incluso en un sitio más insólito.

"El papá de Blanca Malo -otra querida amiga suya-, el señor Malo, hijo del señor que decoró el Teatro Juárez, tocaba las campanas desde el campanario de San Roque, con una partitura musical...

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