Están unidos a distancia

AutorMariana Jaime y Paulina Martínez

Desde niños, Koji y Setsuko participaron en decenas de simulacros en la escuela para aprender a mantenerse a salvo de los frecuentes terremotos que se presentan en su natal Japón.

Pero el sismo registrado el 11 de marzo de 9 grados Richter, y luego el tsunami que sobrevino, superó toda la preparación que los japoneses reciben, y hoy, que ambos están lejos de su País, observan con tristeza lo sucedido en la nación del sol naciente.

Koji Matsuo, de 36 años y originario de Osaka, lleva 10 en Guadalajara, y son sus familiares y amigos quienes lo mantienen al tanto de la afectación.

El profesor de japonés dice que aunque su ciudad natal no fue afectada, en su infancia sufrió las consecuencias de un terremoto en Kobe, ciudad vecina, en la que murieron unas 8 mil personas.

"Como los japoneses aprendieron medidas de prevención para desastres, todas las casas tenían alimentos y cosas para desastre (provisiones), pero esta vez ocurrió el terremoto muy fuerte, y después del terremoto ocurrió el tsunami muy grande y con eso se llevó todo", apunta.

En Japón la población aprende simulación de eventos de este tipo desde los primeros años de escuela, así como la manera en que trabaja la planta nuclear, su utilidad y eficiencia, pero también el peligro que representa, afirma.

Setsuko Ryuzaki llegó en el 2008 desde Tokio para dar clases de idiomas en Guadalajara y asegura que el terremoto que afectó principalmente a la ciudad de Koriyama, cercana a la estación nuclear de Fukushima, supera su imaginación.

La joven...

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