Estados Unidos busca traductores

NUEVA YORK.- Antes de que una bomba explotara en el World Trade Center en 1993, el FBI tenía un elevado número de cintas de audio que podrían haberle dado a las autoridades una pista sobre el complot.

Las cintas contenían conversaciones grabadas de Ahmad Ajaj, un palestino encerrado en una prisión federal estadounidense por falsificación de pasaportes, quien hablaba con asociados sobre construir una bomba. Pero las conversaciones estaban en árabe. Debido a la falta de habilidades lingüísticas en las agencias de inteligencia estadounidenses, reconocieron funcionarios, esas cintas no fueron traducidas hasta que seis personas murieron y miles resultaron lesionadas en la explosión.

Incluso tras los sucesos del 11 de septiembre, las barreras idiomáticas siguen siendo uno de los principales problemas para la comunidad de los servicios de inteligencia estadounidenses, según expertos en la defensa de la ley.

Por ello, el Gobierno federal realiza uno de los mayores esfuerzos de su historia por contratar a expertos en idiomas extranjeros que puedan traducir cintas o que se enrolen como espías para infiltrarse en grupos terroristas, tanto en el interior de EU como en el extranjero.

Fardin Sanai, un administrador universitario de 38 años de edad en Nueva York, quien se convirtió en ciudadano estadounidense hace dos años, fue una de las miles de personas que le hablaron al FBI después del 11 de septiembre para ofrecer su ayuda.

Sanai, quien huyó de Irán con unos parientes en 1982 para escapar de la persecución religiosa, declaró que lo que le hizo agarrar el teléfono fue el sentido del deber y el amor a Estados Unidos.

"En aquel momento dijeron que había una enorme lista de espera de personas entrando a trabajar para ayudar en las traducciones, y nunca le dieron seguimiento a mi solicitud", expresó Sanai, quien habla con fluidez el farsi, una de las lenguas de Afganistán y de otros países de Oriente Medio.

Cuando asistió a la Universidad Marista en Poughkeepsie, Nueva York, a principios de la década de los 80, Sanai recuerda que estudiantes del Medio Oriente iban a Nueva York a trabajar de traductores para diferentes agencias federales estadounidenses. "Pagaban de 10 a 14 dólares por semana, que en ese momento, en la universidad, era mucho dinero", explicó Sanai. "Muchos estudiantes universitarios lo estaban haciendo".

Una escuela del Departamento de Defensa en Monterey, California, ha sido durante años el campamento de entrenamiento para todo el mundo...

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