Unen sus culturas ¡con el balón!

Cada domingo en el club deportivo-social Kalcho, en el Centro de San Pedro, jugadores demuestran que el futbol no es un deporte excluyente, al contrario, tiene el poder de unir culturas.

Regios y japoneses se reúnen ahí, desde hace nueve años, para jugar retas. Ellos no sólo buscan pasar un buen rato, también quieren tener una mejor adaptación y conocimiento entre ambas culturas, y, claro, estrechar lazos de compañerismo.

Su equipo ya refleja la unidad binacional. Ellos se hacen llamar los "japorregios".

La actividad binacional la fomenta el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Noreste para que empresarios japoneses, jefes de empleados mexicanos, logren la interculturalidad y no se autoexcluyan ante las diferencias en el método de trabajo.

JUNTOS EN LA CANCHA

Las diferencias de idioma y culturales quedan afuera de la cancha.

La interculturalidad es tan palpable en el campo que es común ver a jugadores japoneses portando camisetas de Tigres o Rayados.

"Eso es lo bonito del futbol, que te une", expresa Jorge Saavedra, regio que tienen un año asistiendo a los partidos dominicales.

"No importa si no hablamos el mismo idioma, o si no tenemos los mismos valores y cultura, se termina haciendo una unión entre nosotros".

La relación es amena, que hace sentir acogidos a orientales como Masakatsu Takahashi, quien llegó hace un año a Monterrey.

"Los mexicanos son muy alegres e incluyentes, me dicen 'amigo' e invitan a muchas actividades, eso lo apreció", expresa.

Al pisar la cancha, no importa la nacionalidad o la edad de los jugadores, pues también asisten adolescentes y extranjeros de otros países.

"Hay una relación igualitaria y se va acostumbrando a vivir con mexicanos. Hemos tenido muy buen resultado de esta actividad, más cuando invitamos a japonense recién llegados", detalla el también japonés Shinji Hirai, director del CIESAS Noreste.

También fuera del terreno de juego se fortalecen lazos, en este caso familiares; por ejemplo, Takashi Shiazawa, quien tiene cinco años en la Ciudad, recibe apoyo de su esposa e hija, quienes lo acompañan en cada encuentro.

SIN ESTRÉS LABORAL Los japoneses experimentan estrés y frustración al llegar a una cultura como la mexicana, la cual, algunos, desconocen completamente.

"La vida migratoria en México es muy estresante en los primeros años porque se encierran y no hablan español", indica Hirai.

No sólo la barrera del idioma los limita o crea sesgos en su percepción hacia...

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