Une Okomura 'trozos' de vida

AutorDiana Gutiérrez

Al llegar a México, hace 20 años, el escultor Hiroyuki Okomura (Kanazawa, Japón, 1963) sintió la libertad suficiente para tallar las piedras sin un boceto previo. Fue tanta la holgura experimentada que a sus piezas, añejadas al aire libre, les nacieron plantas y en otras anidaron aves.

A partir de hoy y hasta el 31 de octubre, el creador exhibirá nueve de estas esculturas en la Galería Kin, en la exposición "Trozos de vida".

"La influencia mexicana en mi trabajo es muy fuerte, porque aquí aprendí a ser menos metódico y más espontáneo. En Japón todo está muy controlado", comenta Okomura.

Llegó al País a encontrar lo que su mentor en Asia, el escultor Kioshi Takahashi, había hallado al participar con el conjunto escultórico "Esferas" para el proyecto la Ruta de la Amistad de 1968.

"Lo conocí en la Escuela de Bellas Artes de Kanazawa cuando él volvió de una estancia en México, donde había entrado mucho en contacto con el arte prehispánico", evoca el artista asentado en Veracruz.

Conformada por obra de mármol de distintos tipos como el blanco, el negro y el travertino rojo, la muestra refleja algunos de los estadios emocionales de su autor, a través de las texturas y los colores.

Okomura extrae la materia prima de las canteras en Puebla, pero también emplea roca volcánica o algún mineral que encuentra en el río.

En alguna de esas búsquedas azarosas, una placa de mármol cayó de sus manos, rompiéndose en fragmentos irregulares. El escultor los recogió y comenzó a pegarlos en una disposición distinta a la original.

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