Une el dolor su tradición

AutorBrenda Sánchez

Josué Eduardo Díaz está listo para sentir dolor. El hombre de 27 años se pone una capa verde, toma una soga y se prepara para escuchar la música que indicará que es hora de empezar con la primera ronda de la tradicional Cuereada.

Una vez sobre la tarima, que se encuentra en el centro de la plaza principal de San Martín de las Flores, en Tlaquepaque, la gente empieza a gritar. "¡Dale!", "¡Órale, más duro!".

Josué recibe cuerazos y también los da. Las sogas se levantan en el aire y dan fuerte contra los cuerpos de los hombres que, como él, un día antes representaron a los soldados romanos que crucificaron a Jesús y hoy pagan por sus pecados cuereándose unos a otros.

"Aquí se maneja de generación en generación. Esto me lo inculcó mi padre, él lo hacía anteriormente. Yo seguí sus pasos para seguir la tradición", explicó Josué momentos antes de que comenzara la fiesta.

Él considera que esta es una oportunidad para purificarse por los pecados que ha hecho. Dice...

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