Une su destino a la poesía

AutorErika P. Bucio

'Cualquiera que sea mi destino, está ligado a la transmisión del lenguaje poético", afirma el venezolano Eugenio Montejo (Caracas, 1938) , quien como el poeta irlandés W.B. Yeats, piensa que los hombres pertenecen más a su tiempo que a su país.

"Ahora lo corrijo; he empezado a pensar que uno pertenece más a su destino que a su tiempo y a su país. Y el mío, cualquiera que sea, está unido a la escritura y al dios-lenguaje, que para los egipcios era Toth, el dios-pájaro. Soy un modestísimo servidor de la escritura", expresa en entrevista a la mañana siguiente de haber recibido de manos del Presidente Vicente Fox el Premio Internacional de Poesía y Ensayo Octavio Paz 2004.

En su discurso, Montejo no pudo evitar fijar su posición en contra del "militarismo autocrático" que vive Venezuela bajo el régimen de Hugo Chávez. Junto con otros escritores, el poeta firmó en 2002 un manifiesto de apoyo al paro nacional convocado por la oposición, donde se condenaba el "secuestro de las instituciones y el poder ciudadano".

"No soy político. No he querido politizar el premio, pero no podía evitar manifestar mi absoluto rechazo a la situación actual. Paz también fijó sus posiciones políticas. Defiendo la pluralidad de los poderes que ahora se están centralizando y por eso se habla de un militarismo autocrático", expone el también ex director de la editorial Monte Ávila.

Montejo visita México cuando acaba de aparecer una nueva edición de la antología que publicó en 1988, Alfabeto del mundo (FCE) , ahora con poemas escritos entre 1967 y 2002.

Hoy ofrecerá una lectura de su poesía en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes a las 19:00 horas, acompañado del escritor Alberto Ruy Sánchez y el editor Joaquín Diez-Canedo.

Premio Nacional de Literatura en Venezuela en 1998, Montejo, como el español Antonio Machado con Abel Martín y Juan de Mairena y el portugués Fernando Pessoa con Ricardo Reis y Alberto Caeiro, recurre también a los heterónimos para explorar, a través de lo que llama "la voz oblicua", otras zonas del yo.

"Comencé a mediados de los 60 con un personaje chiflado, un tipógrafo que llega a un puerto venezolano para tratar de corregir el lenguaje; de una lengua pesada, cristiana, hecha para el castigo, quiere llegar a una lengua leve y simple, pagana, por lo que crea El cuaderno de Blas Coll".

Blas Coll cuenta además con un grupo de discípulos que se reúnen en Puerto Malo y escriben sonetos a la usanza del Siglo de Oro español, como el sueco...

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